Sunday, September 6, 2020

Christus Solus - Solo Cristo

 Sermón para el 13º domingo después de la Santa Trinidad, primeramente en español, luego en inglés

Sermon for the 13th Sunday after Holy Trinity, first in Spanish, then in English

Decimotercer Domingo después de la Trinidad

Solus Christus – Solo Cristo                                         6 de septiembre, A+D 2020

   Solus Christus.  Esto es Latín para Solo Cristo, la lema de la Reforma Luterana que declara que la salvación y vida eterna en el Reino de Dios dependen solo de Jesucristo.  Solus Christus – Solo Cristo.  ¿Entendemos todo el significado de esta frase?  Seguramente no, pero el Buen Samaritano nos ayudará a comprender un poco más. 

   Tenemos una idea bastante clara de varias ideas centrales de esta enseñanza de Jesús:  La Ley de Dios, que te exige amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente;  y a tu prójimo como a ti mismo, esta ley justa, bonita y santa, no nos puede salvar.  Porque es demasiado exigente.  Por mucho es demasiado exigente para nosotros.  Y para todos.  Así entonces, el experto en la Ley busca una manera de minimizar la fuerza de la Ley de Dios, “¿Y quién es mi prójimo?”  Jesús responde con la historia del Buen Samaritano. 

   Y con este relato, Jesús lo deja muy claro que, mientras la salvación por cumplir la Ley es, en teoría, una posibilidad, al final la Ley nos mata, porque no nos ofrece ninguna flexibilidad.  No importa quién o qué tipo de persona que el Señor pone en nuestro camino, sea amigo, o enemigo, una persona capaz o muy necesitada, este ser humano es tu prójimo y la Ley te manda amarlo, sí o sí.  Punto, fin de discusión. Por ende, no hay esperanza según la Ley, porque no la cumplimos.  No amamos de esta manera tan radical. 

  Pero no te rindas, aunque estás medio muerto, postrado al lado del camino, golpeado por las acusaciones justas de Dios, sin fuerza ni amigos, completamente a solas ante la justicia de Dios.  No te rindas, porque viene el Buen Samaritano, para rescatarte. 

   El Buen Samaritano representa a Jesucristo, quien, con su propia sangre, lava nuestras heridas, y nos lleva al mesón, cuidándonos y aun ordenando al mesonero que te cuide, dándote este servidor, el ministro de la casa, para decirlo así, para cuidarte en el Nombre del Buen Samaritano, hasta su vuelta. 

   Muy bien.  Pero hay más para descubrir del Solus Christus.  No es que Jesús solamente ocupa el papel del Salvador.  La verdad del Solus Christus, de Solo Cristo, es que Jesús tuvo que cumplir los roles de cada personaje en la historia, porque es el Salvador del Mundo.  No hay salvación en ninguna otra persona.  Solo en Cristo.  Para salvar a todos, Él tiene que hacer todo.  Y de verdad, cumplió todo, con sus ojos puestos en la alegría del futuro celestial.  

   ¿Cómo es que Jesús cumple cada papel, cada rol de esta historia?  Vamos a ver.                                                                                           

   Jesús es el Buen Samaritano: ya es obvio.  El eterno Hijo de Dios Padre vino a este mundo, para rescatar a un pueblo, a una raza, que todo el tiempo estaba en rebelión contra Él.  Parecido a un samaritano rescatando a un judío, pero mucho más.   

   También el Señor es la víctima inocente.  Pero esta víctima es realmente inocente, 100%, sin mancha.  Y no solamente medio muerto, sino muerto-muerto.  La victima en el relato de Jesús está presentada como inocente, aunque sabemos desde la Escritura y desde la experiencia que cada persona tiene culpa, nadie es totalmente inocente. 

   Jesús relata una historia de negro y blanco, de malos y buenos, sin ninguna matiz de gris, para hacer su punto.  Pero nosotros somos muy de gris.  No existe ninguna víctima totalmente inocente entre nosotros. 

   ¿Pero Jesús?  Sí, el Hijo de María fue totalmente inocente, sin pecado, sin pecado original, y sin ningún pecado propio.  Además, este Inocente sometió a los peores ataques de la raza humana:  traicionado por un amigo íntimo, arrestado sin causa, condenado en un juicio grotesco, ejecutado en una manera vergonzante y horrible, hasta que murió.  No medio muerto, sino totalmente muerto, un cadáver que no dio ninguna reacción a la estocada de una lanza romana, salvo derramar agua y sangre sobre la tierra.  Solus Christus – Solo Cristo.  Ninguna otra persona sufrió así.  Porque también sometió a la justicia divina, la ira de Dios contra el pecado de hombres.  Ningún otro hubiera podido sufrir así.  Solus Christus – Solo Cristo. 

   ¿El levita y el sacerdote?  Jesús también cumplió sus responsabilidades.  Ellos evitaron ayudar al hombre herido, justificando su falta de compasión con su fidelidad a su trabajo en el Templo.  Eran comprometidos a evitar estar profanado por tocar un cuerpo muerto, porque sin estar ritualmente puros, no pudieran servir en el Templo.  Fue la ley de Moisés. 

   Observaron las normas del Templo muy bien.  Pero se olvidaron, a su propia ventaja y confort, que el hombre no fue creado para el sábado, sino que el sábado fue creado para el hombre, para salvar su vida.  La Ley, incluso la Ley litúrgica del Templo del Señor, fue dada para guiarnos a Cristo Solo, para que no muriéramos, sino que pudiéramos recibir vida nueva.  La Ley y el Templo eran servidores de la vida, y por ende el levita y el sacerdote debería haber priorizado la vida de este pobre, tumbado, medio muerto, en el camino. 

   Como hizo Jesucristo.  Y sólo Jesucristo.  Nuestro Buen Samaritano es también nuestro gran sumo sacerdote, nuestro liturgista celestial que hizo el sacrificio necesario, el sacerdote que fue al mismo tiempo el sacrificio, presentado ante su Padre como la única víctima digna de rescatar a todo el mundo.

   Cristo consumió en su propio ser todos los errores e imperfecciones de todos los sacerdotes, y del pueblo que representaban a Dios, para cumplir y dejar al lado todo el sistema sacrificial, una vez, y para todos. 

     Ahora Jesucristo se para ante el Altar Celestial, no para hacer nuevo sacrificio por los pecados, sino para presentar su propio ser, su cuerpo resucitado y glorificado, la prueba de la victoria que ganó, una vez, para todos los pecadores.  Todos y cada uno.

   Sí, Jesús hasta cumplió el papel de los ladrones, los malhechores que golpeaban y robaron a la víctima y le dejaron para morir. 

   No es que Jesús hiriera a nadie, no, no.  Pero cuando Cristo presenta a sí mismo ante su Padre como el pago de todos los pecados de todo el mundo, Él quiere decir todos los pecados, de todas las personas.  Vemos su compromiso para con los malhechores en Gólgota, donde colgaba en una cruz, ¿entre qué?  Sí, entre dos ladrones, dos malhechores, pagando su deuda justa a la sociedad, los dos en camino a enfrentar su juicio eterno ante Dios.  Jesús se ofreció para ellos también. 

   Luego, por oír la buena noticia de perdón que Jesús siempre estaba proclamando hasta su último momento de la Cruz, también los dos ladrones crucificados con Él pudieran creer.  Y esto es lo que vemos en el caso de uno, convertido en un creedor de Jesús, para la vida eterna.  “Señor, acuérdate de mí en tu reino” Y la respuesta:  “Hoy estarás conmigo en el Paraíso.”   

   Solus Christus – Solo Cristo.  Solo en Jesucristo hay salvación.  Solo Cristo pudo hacer lo necesario, y Él lo ha hecho.  Solo Cristo ha amado al Señor Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con todas sus fuerzas, y con toda su mente.  Y al amar perfectamente a su Padre, Jesús también amó a su  prójimo como a ti mismo, aceptando nuestro castigo, para compartir con nosotros su justicia eterna y su vida indestructible. 

     ¿Y quién es el prójimo de Jesús?  Tú.  Tú eres el prójimo de Jesús.  Todos nosotros somos prójimos de Cristo.  Su ofrenda cubre la necesidad de todos.  Créelo, es tuyo.  La salvación por cumplir la ley es imposible para todos, salvo Cristo.  En amor, Él la ha alcanzado, para nosotros. 

   Entonces, cree en Él, y recibes todo.  Créelo, y regocíjate.  Declara en voz alta la buena noticia del Solus Christus – Solo Cristo, para que muchos más puedan encontrar su todo, en Él, el único Buen Samaritano, nuestro Señor y Salvador. Amén.   


 

Thirteenth Sunday after the Trinity

Solus Christus – Christ Alone     

September 6, A+D 2020

   Solus Christus . This is Latin for Christ Alone, the motto of the Lutheran Reformation that declares that salvation and eternal life in the Kingdom of God depend only on Jesus Christ.  Solus Christus - Christ Alone.  Do we understand the full meaning of this phrase? Surely not, but the Good Samaritan will help us understand a little more. 

   We have a fairly clear idea of ​​several central ideas of this teaching of Jesus: The Law of God, which requires you to love the Lord your God with all your heart, and with all your soul, and with all your strength, and with all your mind; and your neighbor as yourself, this just, holy and beautiful law, cannot save us. Because it is too demanding. By far it is too demanding for us. For everyone. So the expert in the law seeks a way to minimize the force of the Law of God: “and who is my neighbor?” Jesus responds with the story of the Good Samaritan. 

    With this account, Jesus makes it very clear that, while Salvation by fulfilling the Law is, in theory, a possibility, in the end it kills us, because the Law does not offer us any flexibility.  It does not matter who or what type of person the Lord puts in our path, be it a friend or an enemy, capable or very needy, this human being is your neighbor and the Law commands you to love him, no matter what. Period.  Therefore, there is no hope according to the Law, because we do not fulfill it.  We do not love in this radical way. 

   But do not give up, even though you are half dead, prostrate by the side of the road, struck by the righteous accusations of God, without strength or friends, completely alone before the justice of God. Do not give up, because the Good Samaritan is coming to rescue you. 

   The Good Samaritan represents Jesus Christ, who, with his own blood, washes our wounds, and takes us to the inn, taking care of us and even ordering the innkeeper to take care of you, giving you this servant, the minister of the house, to put it like that, to take care of you in the Name of the Good Samaritan, until his return. 

   Very good. But there is more to discover about the Solus Christus . It is not that Jesus only occupies the role of the Savior. The truth of Solus Christus, Christ Alone, is that Jesus had to fulfill the roles of each character in the story, because He is the Savior of the World. There is salvation in no one else. Only in Christ.  To save everyone, He has to do everything.  And truly, he accomplished everything, with his eyes set on the joy of the heavenly future.  

   How does Jesus fulfill every role in this story? Let’s  see.               

   The Good Samaritan: This one’s already obvious.  Jesus Christ, the eternal Son of God the Father, came to this world, and rescued a people, a race, that all the time was in rebellion against Him. Like a Samaritan rescuing a Jew, but much more.   

   He is also the innocent victim. But this time, really, 100% innocent, without blemish. And not just half dead, but dead-dead. The victim in Jesus' account is presented as innocent, although we know from Scripture and experience that each person every person has guilt, no one is totally innocent.

   Jesus tells a story of black and white, of bad guys  and good guys, without any shade of gray, to make his point. But we are very gray, there is no totally innocent victim among us. 

     But Jesus? Yes, the Son of Mary was totally innocent, without sin, without original sin, and without any sin of his own. And this Innocent was subjected to the worst attacks of the human race: betrayed by a close friend, arrested without cause, sentenced in a grotesque trial, executed in a shameful and horrible manner, until he died. Not half dead, but fully dead, a corpse that did not give any reaction to the thrust of a Roman spear, except to shed water and blood on the earth.  Solus Christus - Christ Alone. No other person suffered like this. Because He also submitted to Divine Justice, the wrath of God against the sin of mankind.  No one else could have suffered like this.  Solus Christus - Christ Alone. 

   The Levite and the priest? Jesus also fulfilled their responsibilities. They avoided helping the wounded man, justifying their lack of compassion by their fidelity to their work in the Temple.  They were committed to avoid being desecrated by touching a dead person, because without being ritually pure, they could not serve in the Temple.  This was the law of Moses. 

     They observed well the rules of the Temple.  But they forgot, to their own advantage and comfort, that man was not created for the Sabbath, but rather that the Sabbath was created for man, for his life. The Law, including the liturgical Law of the Temple of the Lord, was given to guide us to Christ Alone, so that we could receive new life. The Law and the Temple were servants of life, and therefore the Levite and the priest should have prioritized the life of this poor man, prostrated on the way. 

     Like Christ Jesus did. And only Christ Jesus. Our Good Samaritan is also our great high priest, our heavenly liturgist who made the necessary sacrifice, the priest who was at the same time the sacrifice, presented before his Father as the only victim worthy of rescuing the whole world. 

   Christ consumed in his own being all the errors and imperfections of all the priests, and of the people who represented God, to fulfill and put aside the entire sacrificial system, once, and for all. 

   Now he stands before the Heavenly Altar, not to make a new sacrifice for sins, but to present his own being, his resurrected and glorified body, the proof of the victory that he once won , for all sinners.  Each and every one.  

   Yes, Jesus even fulfilled the role of the thieves, of those criminals who beat and robbed the victim and left him to die.  Not that Jesus hurt anybody, no, no, but when Christ presents himself before his Father as paying for all the sins of the whole world, He means all the sins, of all the people . We see his commitment to criminals on Golgotha, where he hung on a cross, between what? Yes, between two thieves, two malefactors, paying their just debt to society, on their way to face their eternal judgment before God. Jesus offered himself for them too. 

   Then, by hearing the good news of forgiveness that Jesus was always proclaiming, until his last moment on the Cross, the two thieves crucified with Him could also believe.  And this is what we see in the case of one, converted into a believer in Jesus, unto eternal life. “Lord, remember me in your Kingdom” And the response: "Today you will be with me in Paradise."   

   Solus Christus - Christ Alone. Only in Jesus Christ is there salvation. Christ Alone could do what was necessary, and He has done it. Christ Alone has loved the Lord God with all his heart, and with all his soul, and with all his strength, and with all his mind. And by perfectly loving his Father, Jesus also loved his neighbor as yourself , accepting our punishment, to share with us his eternal justice and his indestructible life . 

     And who is Jesus' neighbor? You are. You are a neighbor to Jesus.  We are all neighbors to Jesus. His offering covers the need of all. Believe it, it's yours. Salvation by keeping the law is impossible for everyone except Christ. He has achieved it, for us. 

   So, believe in Him, and you receive everything.  Believe it, and rejoice, declare aloud the good news of the Solus Christus - Christ Alone, so that many more may find their all in all, in Him, the only Good Samaritan, our Lord and Savior. Amen.   



No comments:

Post a Comment