Sermón del Segundo Domingo después de la Santísima Trinidad, primero en Español, luego en inglés.
Sermon for the Second Sunday after Holy Trinity, first in Spanish, then in English
21 de junio, A+D 2020
Las Dos Mujeres Proverbios 9, Efesios 2, San Lucas 14
Solo hay las dos mujeres, la insensata, y la sabia. O bailas con una a la muerte, o bailas con la otra a la vida. Es decir que con Dios, hay solo dos opciones: el sendero de justicia, o el de perdición. La puerta estrecha, o el camino ancho. Un asiento en la cena del reino de Dios, o las tinieblas de afuera, con el llanto y el crujir de los dientes. Escogéis este día a quien serviréis, al Señor, o a los dioses falsos. No hay ninguna “tierra de nadie.” O estás con Dios, o estás contra Dios.
Hoy, en nuestro mundo postmoderno, esto es la verdad más desagradable de todas las verdades cristianas, que un ser humano no puede mantener una posición intermedia entre el Señor y Satanás. Que no tenemos la opción de fraguar nuestro propio rumbo a la felicidad. La sensibilidad humanista protesta que la dignidad humana merece la oportunidad de perseguir su propio destino, según sus propios términos. Y en la corte humana, en este mundo, seguro que sí.
Normalmente y con buena razón preferimos los sistemas que nos dan la máxima libertad para construir nuestra vida según nuestros propios valores. No es solamente más agradable tener esta libertad; también suele resultar en un mundo mejor, más seguro, más rico. No perfecto, de ninguna manera, pero una vida terrenal con agencia y responsabilidad es mejor que todas las otras opciones.
Además, en este mundo, no hay entes totalmente buenos, ni tampoco hay muchos entes totalmente malos. Elegir dónde poner tu lealdad entre dos opciones en el mundo no suele ser una decisión entre blanco y negro. Hay que navegar por mucha gris en este mundo.
Pero la Palabra de Dios no está preocupada principalmente con los reinos del mundo, que hoy existen, y mañana desaparecen. La Biblia quiere enseñarnos sobre la eternidad, y los principios del Reino de Dios. Y en la corte celestial, no hay gris, no hay ninguna “tierra de nadie.” Como oímos el domingo pasado con el relato del pobre Lázaro y el hombre rico: o estás con el Señor, según sus requisitos, o estás contra Él.
En nuestra lectura del Antiguo Testamento de hoy, de Proverbios 9, oímos de la Sabiduría, personificada como una mujer que ofrece una cena de vida, una cena de pan, y vino mezclado. Es parte de una larga sección de Proverbios, en la que aparecen dos figuras femeninas, la Sabiduría, y la Mujer Insensata. Incluso en el resto de capítulo 9 hay una descripción de la Mujer Insensata y su cena de muerte. Escuchemos el principio y el final del capítulo, para mejor comprender ambas partes de esta historia, y también nuestra realidad actual.
Primero, de nuevo, la mujer sabia: La sabiduría edificó su casa, Labró sus siete columnas. 2 Mató sus víctimas, mezcló su vino, Y puso su mesa. 3 Envió sus criadas; Sobre lo más alto de la ciudad clamó. 4 Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de cordura dice:
5 Venid,
comed mi pan,
Y bebed del vino que yo he
mezclado.
6 Dejad las
simplezas, y vivid,
Y andad por el camino de la inteligencia.
Luego, empezando con versículo 13, la Insensata: La mujer insensata es alborotadora; Es
simple e ignorante. 14 Se
sienta en una silla a la puerta de su casa, En los lugares altos de la ciudad, 15 Para
llamar a los que pasan por el camino, Que van por sus caminos derechos. 16 Dice a cualquier
simple: Ven acá. A los faltos de cordura
dijo:
17 Las aguas hurtadas son
dulces,
Y el pan comido en oculto
es sabroso.
18 Y no saben que allí están
los muertos;
Que sus convidados están en lo profundo del Seol.
Notad como el Rey Salomón, el autor de Proverbios, eligió con atención sus palabras en este alegoría de la Sabiduría y la Insensatez, para mostrar las similitudes entre las dos, similitudes externales, mientras también nos enseña sus grandes diferencias y su oposición extrema.
Entre las semejanzas, ambas se representan con mujeres, anfitrionas de una cena, amas de casa que buscan convidados con quienes puedan compartir su comida. Además, ambas mujeres invitan a las mismas personas, las descripciones son iguales: Dice a cualquier simple: Ven acá, a los faltos de cordura… Las muchas similitudes me acuerdan de un dicho famoso: Dónde el Espíritu Santo edifica un templo, justo al lado el Diablo pone una capilla.
El enemigo está siempre imitando externamente a la Iglesia verdadera de Cristo, para engañar a los insensatos, y aun confundir a los fieles. Hay que distinguir bien entre la verdadera y la falsa.
Gracias a Dios, aunque distinguir así puede ser difícil para nosotros, en este caso Salomón nos ha enseñado las diferencias al mismo tiempo que las semejanzas. Empecemos al final y procedemos al revés hasta el principio. La diferencia final y más importante: la cena de la Sabiduría nos conduce a la vida, por el camino de inteligencia, mientras la cena de la Insensata es el lugar de los muertos, los convidados van al Seol, es decir, entran en el infierno.
Además, la cena de la Sabiduría se prepara ella misma. Ella mezclo el vino, preparó el pan, y es una comida sustancial, porque ha matado unas víctimas, corderos, probablemente, para hacer la cena muy rica. Al contrario, la Insensata falta iniciativa y destreza. Ofrece solo agua y pan, y agua y pan ilícitos, agua hurtada, que supuestamente la hace más dulce, y pan escondido, necesariamente, creo, porque también el pan ha sido hurtado. Es una comida de ladrones, hecha por una mujer falsa, ignorante e inepta. No tiene la voluntad ni el poder de hacer buenas cosas, porque ella es malvada.
La Sabiduría es creativa. Edificó su propia casa, con siete columnas, y tiene un equipo de criadas para ayudarla en organizar y llenar su cena. Las envía con su invitación por toda la ciudad, invitando a cualquier simple.
La Insensata no hace más que sentarse en la puerta de su casa. Falta la iniciativa de irse y buscar convidados, solo llama a los viandantes, intentando desviarlos de sus caminos derechos. Y ella usa la misma mentira de siempre, de que la comida prohibida por Dios sea la comida que debemos tomar, secretamente, en vez de continuar en el camino de inteligencia a la cena sabia. La Insensata está muerta, y solo quiere atrapar otros en su perdición.
Por un lado, el bueno, tenemos una proclamación clara, abierta, y honesta, que conduce a la vida. Al otro, el mal, oímos de una invitación escondida, ilícita, secreta, que quiere imitar a la Sabiduría para desviar y destruir sus convidados. Pues, no queda duda sobre cual cena queremos asistir. Ahora, ¿cómo pueden saber las personas simples, como nosotros, la manera de llegar a la cena de sabiduría? ¿Como tiene lugar esta alegoría en nuestras vidas? ¿Cuál es, concretamente, la diferencia entre aquellos que comen a la vida, y aquellos que comen a la muerte?
Bueno, como
nos enseña el hombre sentado con Jesús a la mesa, los judíos solían pensar que
la diferencia era simplemente ser o no ser un judío. Los judíos, descendientes de Abraham, Isaac y
Jacob, pensaban que ellos tendrían un asiento en el gran banquete del Reino de
Dios por derecho, mientras que los gentiles, las muchas naciones no judías,
estarían fuera, sin acceso al Pan del Señor.
¿Y por qué no pensar así? El
Señor había elegido y apartado a Israel, formándolos como una nación propia,
distinta, con una forma de vida y culto y dieta diferente, para distinguirlas
de las naciones. Pero los judíos
malentendieron dos detalles muy importantes sobre su estatus especial.
Primero, que desde el principio, lo crucial fue compartir no solamente la sangre, sino más bien la fe de Abraham. Como oímos el domingo pasado, Dios eligió a Abraham y le hizo grandes promesas de bendición, y Abraham creyó a Dios, y su fe fue contada por justicia. Un israelita insensato rechaza la invitación del Señor, es decir valora algo más que él valora a Dios y la oportunidad de estar con Él. El insensato muestra así su incredulidad y renuncia su estatus especial, su asiento a la mesa de Dios. La salvación siempre ha sido recibida por la fe. Sin fe, uno no puede entrar en el Reino bendecido.
Así es con los primeros convidados en la parábola de Jesús. La fe verdadera busca comunión con el Señor, porque confía que no hay ningún sitio mejor que estar con Él, que no hay ningún don mejor que las dones compartidos por su mano paterna. Pero sin tal fe, naturalmente rechazamos a la invitación divina, a nuestra condenación.
El segundo malentendido de los judíos fue
sobre la razón de su elección como pueblo especial de Dios. La elección de Israel no fue porque hubiera
algo especial o mejor en ellos. Tampoco
fuera su propósito para bendecir solamente a los descendientes de Abraham, sino
para que todas las naciones sean bendecidas por el simiente, el descendiente
único y especial de Abraham. Este
descendiente es el Mesías, el Cristo, el Salvador. Y Salvador no solamente de los judíos, sino
de todo el mundo. Como dijo nuestro
salmista hoy, En cuanto
a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada la palabra de Jehová; Por tanto yo
te confesaré entre las naciones, oh Jehová.
Israel
existió para proveer el linaje humano del Cristo, el Salvador Divino que se
hizo un hombre, para salvar a todos los hombres. Sí, Dios instituyó una separación temporal
entre los judíos y los gentiles, para proteger a Israel de la idolatría, y
enseñar su ley, para que supiéramos que el camino de nuestras obras nunca
pudiera alcanzar la justicia de Dios y ganarnos una plaza en su reino. Esta separación de
Israel y las naciones fue necesaria y buena, pero temporal, hasta que viniera
el Cristo.
En su Cruz, Cristo derribó esta pared intermedia de separación entre judíos y gentiles, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. En Cristo hay unidad para todos los seres humanos, porque Él ha pagado la deuda de los pecados de cada uno, de todos los judíos y todos los gentiles. Hoy podemos decir que Cristo ganó la salvación para todos los cristianos, y para todos los incrédulos. La única diferencia que queda es que, por la fe en Cristo, los cristianos se hacen sabios, sabios a la salvación por la pura gracia de Dios.
Entonces, tenemos la razón de confesar al Señor, entre nosotros y entre las naciones. Porque la fe sabia y salvadora está creado por esta Palabra confesada y predicada por los criados y criadas de la Sabiduría. Los simples incrédulos necesitan oír este mensaje. Igual los simples creyentes. Porque hay otra división que necesita ser derribado diariamente, la división que hay en mi propio ser, la enemistad entre mi naturaleza, y el nuevo hombre creado en mi por el Espíritu Santo.
Yo también soy él que tiene división, en mi propio ser. Señor, creo; ayúdame en mi incredulidad.
Porque el Señor quiere llenar su cena, el sigue buscando y creando, por la fe, más convidados, buscando los ciegos y cojos en las plazas y calles y caminos y vallados, y también entrando en el alma de cada uno de nosotros, para derribar de nuevo nuestra incredulidad, y levantar otra vez la nueva criatura que solo quiere comer el pan y el vino bien mezclado de la Sabiduría.
De este banquete celestial tenemos un anticipo especial, el Evangelio que comemos y bebemos. Por la maldición de la pandemia y también por el hecho que estamos esparcidos en 25 cinco ciudades de España, desde hace mucho, no hemos disfrutado de la Sagrada Comunión. Hoy en Cartagena, y poco a poco en las semanas que viene en toda la Iglesia, el Señor va a darnos acceso de nuevo a esta bendición tan especial. Algunos por riesgos elevados del Covid19, tendrán que esperar más. Tenemos que hacerlo con precaución y en la mejor manera posible, y todavía entendemos que habrá un riesgo. Estos son asuntos del mundo, muy de gris, que nos obstaculizan acercar a la Mesa del Señor. Con mucho amor y paciencia para todos, naveguemos este camino juntos, regocijándonos con aquellos que puedan comulgar hoy, y orando los unos por los otros, pidiendo al Señor que pronto todos podamos recibir de la mesa de Él quien es nuestra paz.
Lo hacemos con humildad y confianza, porque sabemos que Cristo, la principal piedra del ángulo de la Iglesia, nos llama a sí mismo, para recibir todos sus dones, así dándonos entrada por un mismo Espíritu al Padre, para la vida eterna, Amén.
Second
Sunday after the Holy Trinity
June
21, A + D 2020
The
Two Women
There
are only the two women, the foolish, and the wise. Either you
dance with one to death, or you dance with the other to
life. In other words, with God, there are only two
options: the path of justice, or the path of perdition. The narrow
door, or the wide road. A seat at the supper of the kingdom of God,
or the outer darkness, with the weeping and gnashing of teeth. Choose
this day whom you will serve: the Lord, or false gods. There is no “no
man's land. Either you are with God, or you are against God.
Today, in our postmodern world, this is the most unpleasant truth of all
Christian truths, that a human being cannot maintain an intermediate position
between the Lord and Satan, that we do not have the option of setting our own
course for happiness. Humanist sensibility protests that human dignity
deserves the opportunity to pursue its own destiny, on its own terms. And
in the human court, surely yes. Normally, and with good reason, we prefer
systems that give us maximum freedom to build our lives according to our own
values. It is not just more pleasant for me; it also tends to
result in a better, safer, richer world. Not perfect by any means, but
better than all the other options. Furthermore, in this world, there are
no totally good entities, nor are there many totally bad entities. Choosing
where to put your loyalty between two options in the world is not usually a
black and white decision. You have to navigate a lot of gray in this
world.
But the Word of God is not primarily concerned with the kingdoms of the world,
which exist today, and disappear tomorrow. The Bible wants to teach us
about eternity, and the principles of the Kingdom of God. And in the
heavenly court, there is no gray, there is no “no man's land.” As we heard
last Sunday with the story of poor Lazarus and the rich man, either you are
with the Lord, according to his requirements, or you are against Him.
In our Old Testament reading today, from Proverbs 9, we hear of Wisdom,
personified as a woman offering a dinner of life, a dinner of bread and mixed wine. It
is part of a long section of Proverbs, in which two female figures appear,
Wisdom, and the Foolish Woman. Even in the rest of chapter 9
there is a description of the Foolish Woman and her death supper. Let's
listen to the beginning and the end of the chapter, to better understand both
parts of this story, and also our current reality.
First, again, the wise woman: Wisdom built her house, Built her seven
columns. 2 She killed her victims, mixed rhe wine, and set her
table. 3 She sent her
maids; On the highest part of the city she cried. 4 She says to any simple: Come
here. To those lacking in sanity she says: 5 Come, eat my bread, and drink of the wine that I have mixed.
6 Forsake simplicity, and live, And walk in the way of
intelligence.
Then, starting with verse 13 , the foolish : The
foolish woman is rowdy; She is simple and ignorant. 14 She sits in a chair at the door of her house, In the high
places of the city, 15 To call
those who pass by, Who go their right ways. 16 She says to any simple: Come
here. To those lacking in sanity she said:
17 The stolen waters are sweet,
And the eaten
bread in secret is tasty.
18 And
they don't know that the dead are there; That her guests are deep in
Sheol.
Notice how King Solomon, the author of Proverbs, carefully chose his words in
this allegory of Wisdom and Foolishness, to show the similarities between the
two, external similarities, while also teaching us their great differences and
extreme opposition. Among the similarities, both are represented by women,
hosts of a dinner, homemakers who seek guests with whom they can share their
food . In addition, both women invite the same people, the
descriptions are the same: She says to any simple: Come
here, to those lacking in sanity ... The many similarities remind
me of a famous saying: Where the Holy Spirit builds a temple, right next door
the Devil sets up a chapel. The enemy is always imitating on the
outside the true Church of Christ, to deceive the foolish,
and even confuse the faithful. You have to distinguish well
between the true and the false.
Thank God, although distinguishing like this can be difficult for us, in this
case we don't have to investigate the entire Word to find out the differences
as well. Solomon has taught them at the same time as the similarities. Let´s start with end and proceed to the back
to the beginning. The final and most important difference: the supper of
Wisdom leads us to life, on the path of intelligence, while the supper of the
Fool is the place of the dead, the guests go to Sheol, that is, they enter hell
.
Furthermore, Wisdom’s dinner is prepared by herself. She mixed the wine,
prepared the bread, and it is a substantial meal, because she has killed a
victim, a lamb, probably, to make dinner good. On the contrary, the
Foolish lacks initiative and skill. She offers only water and bread, and
illicit water and bread, stolen water, which supposedly makes it sweeter, and
hidden bread, necessarily, I think, because the bread has also been
stolen. It is a meal of thieves, made by a false, ignorant and inept
woman. She has neither the will nor the power to do good things, because
she is evil.
Wisdom is creative. She built her own house, with seven columns, and has a
team of maids to help her organize and fill the dinner. She sends them
with her dinner invitation all over the city, inviting any simple person. The
Fool does nothing but sit outside her door. The initiative to
leave and look for guests is missing, she only calls the passersby, trying to
divert them from their right ways. And she uses the same lie as always,
that the food forbidden by God in His wisdom is the food that we should want,
instead of continuing on the path of intelligence to the wise supper. The
Fool is dead, and only wants to trap others in her
doom.
On the one hand, the good, we have a clear, open, and honest
statement that leads to life. To the other, the bad one, we hear of a
hidden, illicit, secret invitation that wants to imitate Wisdom to divert and
destroy its guests. Well , there is no doubt about which dinner
we want to attend. Now, ¿how can simple people, like us, know
the way to get to wisdom supper? How is this allegory realized
in our lives? What, specifically, is the difference between those who eat
life and those who eat death?
Well, as the man sitting with Jesus at the table teaches us, the Jews used to
think that the difference was simply being or not being a Jew. The Jews,
descendants of Abraham, thought that they would have a seat at the great
banquet of the Kingdom of God, while the Gentiles, the many non-Jewish nations,
would be outside, without access to the Bread of the Lord. And why not
think like that? The Lord had chosen and separated Israel, forming them as
own own, distinct nation, with a different way of life and worship and diet, to
distinguish them from the nations. But the Jews misunderstood two very
important details about their special status.
First,
that from the beginning, the crucial thing was to share not only the blood, but
rather the faith of Abraham. As we heard last Sunday, God chose Abraham
and made great promises of blessing, and Abraham believed God, and his faith
was accounted for by righteousness. A foolish Israelite who rejects the
invitation of the Lord, who is worth more than anything that is worth to God
and to be with Him, thus shows his unbelief and renounces his special
status, his seat at the table of God.
So it is with the first guests in the parable of Jesus. True faith seeks
communion with the Lord, because it trusts that there is no better place than
to be with Him, that there is no better gift than the gifts shared by his fatherly
hand.
The second
misunderstanding of the Jews was about the reason for their choice as God's
special people. Israel's purpose was not because there was something
special or better in them, it was not to bless only Abraham's descendants, but
for all nations to be blessed by the seed, the unique and special descendant of
Abraham, which is the Messiah, the Christ, the
Savior. And Salvador not only of the Jews, but of the whole
world. As our psalmist said today, As
for God, his way is perfect, and the word of Jehovah is
finished; Therefore I will confess you, O LORD, among the
nations .
Israel
existed to provide the human lineage of Christ, the Divine Savior who became a
man, to save all men. Yes, God also instituted a temporary separation
between the Jews and the Gentiles, to protect Israel, and to teach his law, so
that we would know that the path of our works could never achieve the justice
of God and earn us a place in his kingdom. It was a necessary and good separation, but temporary ,
until the Christ came .
On his Cross, Christ
broke down this intermediate wall of separation between Jews and
Gentiles , abolishing enmities in their flesh, the law of the
commandments expressed in ordinances, to create in himself of the one and only
one new man, making peace, and through the cross to reconcile both in one
body with God, killing enmities on it. In Christ there is unity for all
human beings, because He has paid the debt of the sins of each one, of all the
Jews and all the Gentiles. Today we can say that Christ won
salvation for all Christians, and all unbelievers. The only difference
that remains is that, through faith in Christ, Christians become wise, wise to
salvation by the pure grace of God.
So we
have reason to confess the Lord, among ourselves and among the
nations. Because the wise and saving faith is created by this
Word confessed and preached by the servants of
Wisdom . Simple unbelievers need to hear this message. Just like
the simple believers. Because there is another division that needs to be
brought down daily, the division that is in my own being, the
enmity between my nature, and the new man created in me by the Holy
Spirit. I am also the one who has division, in my own
being. Sir, I think ; help me with my disbelief.
P ecause
the Lord wants to fill his dinner, still seeking and creating by faith
plus guests, looking for the blind and the lame in the squares and
streets and highways and hedges, and also entering into the soul of each of us
to knock down again our unbelief, and raise again the new creature
that only wants to eat the bread and the well mixed wine of Wisdom.
We have a foretaste of this heavenly banquet, the Gospel
that we eat and drink. The curse of the pandemic and also because we are
scattered in 25 five cities in Spain, has long have not enjoyed Holy
Communion. Today in Cartagena, and little by little in the coming weeks
among all, the Lord is going to give us access again to this very special
blessing. Some for high risks of the Covid19, you will have to wait
more. We have to do it with caution and in the best possible way, and we
still understand that there will be a risk. These are worldly
affairs, very gray, that hinder us from approaching the Lord's Table. With
much love and patience for everyone, let us navigate this path together,
rejoicing with those who can receive communion today, and praying for each
other, asking the Lord that soon all can receive from the table of
Him who is our peace.
We do it with humility and confidence, because we know that
Christ, the main cornerstone of the Church, calls us to Himself, to receive all
His gifts, thus giving us entrance by the same Spirit to the Father, for
eternal life, Amen.
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