Sermón para el Sexto Domingo después de Trinidad, primero en español, luego en inglés.
Sermon for the Sixth Sunday after Trinity, first in Spanish, then in English
El Sexto Domingo después de la Trinidad Diez Palabras y Ocho Palabras Éxodo 20, Romanos 6, San Mateo 5
Las Diez Palabras. En la Biblia Hebrea, el sumario de la ley divina, lo que normalmente se llama los Diez Mandamientos, sería traducido literalmente como las Diez Palabras, “palabras” en el sentido de instrucciones o ideas. Obviamente, porque hay mucho más que 10 palabras: No tendrás dioses ajenos delante de mí… No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; … Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Honra a tu padre y a tu madre… No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. Aun esta versión, que yo animo a todos a memorizar, es bastante condensada. Pero igual con el texto completo, o con cualquier versión fiel de las Diez Palabras, tenemos una idea profunda de cómo debemos relacionarnos, con el Señor, y los unos con los otros. Son la regla divina para la vida piadosa.
Para nosotros, esta regla siempre nos ha presentado muchos desafíos. Siempre ha sido muy difícil de cumplir. Y una vez que Jesús bajó del cielo para proclamar su interpretación autorizada, cumplir los 10 mandamientos ha sido completamente imposible. Hoy tenemos solamente un ejemplo, pero una y otra vez Jesús elevó el estándar de los mandamientos: fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: “Necio”, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: “Fatuo,” o tal vez mejor, “Tonto,” quedará expuesto al infierno de fuego.
Ya he fracasado. Soy, según Jesús, un asesino, miles de veces, Me aplasta el quinto mandamiento, para decir nada de los estándares elevados de Jesús acerca del adulterio del corazón, controlar la lengua, honrar a mis padres y no codiciar. Y espera. Aún peor que los elevados estándares es la palabra previa de Jesús: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
Y luego: os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Las Diez Palabras, los Mandamientos, son buenos y puros; expresan la voluntad de Dios. Y cuanto más estrechamente podamos cumplirlas, mejor será para nuestra comunidad, país y mundo. Ojalá el rencor, odio y conflicto revelados y elevados por la presión del Covid19 fueran reducidos a través de millones de personas seriamente intentando cumplir la Ley de Dios. Sería mejor. Mucho mejor.
Entonces, debe empezar conmigo, ¿no? Nosotros cristianos, vámanos por ello. Vivamos piadosamente, en serio, y mejoremos nuestra vida, y el mundo. Muy bien. Pero…
Pero, al final, no hay esperanza en nuestro cumplimiento de la Ley de Dios.
Es bueno cuando el pueblo de Dios toma en serio su responsabilidad de seguir la ley divina. Pero el reino de los cielos, la vida permanente en la presencia de Dios, queda fuera de nuestro alcance, por nuestros esfuerzos. Las Diez Palabras son buenas, pero no son suficientes para nosotros, porque no las cumplimos 100%.
Necesitamos otras Palabras. Tal vez menos palabras, tal vez solamente ocho. Sí, ocho palabras sería mejor. Es el número de la Resurrección, contando todos los días de la Semana Santa, desde el Domingo de Ramos hasta el próximo, ocho días.
El número ocho, girado al horizontal, es el símbolo científico del infinito, y bíblicamente es también sin fin, es el numero de la Paz eterna, más allá de nuestra lucha con pecado. Y, en relación con la vida cristiana, también ocho es el número de palabras de una frase que nos ayuda mucho, en faz de los desafíos de las Diez Palabras.
¿Cuáles podrían ser estas 8 palabras?
Todo lo puedo, en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:13) Todo lo puedo, en Cristo que me fortalece. Repetidlas conmigo: Todo lo puedo, en Cristo que me fortalece. Viviendo como un cristiano es difícil, más difícil hoy, y me temo, probablemente vaya a ser todavía más difícil en el futuro. Pero no desanimemos. La clave de vivir como un Cristiano no es nuestro esfuerzo, sino nuestro Cristo. Todo lo puedo, en Cristo que me fortalece.
¿Cómo
podemos hacerlo todo en Cristo?
Por el hecho que él está trabajando en nosotros, así como se nos explica
en Filipenses 2, donde Pablo habla acerca de la vida piadosa: Así que, amados míos, tal como siempre
habéis obedecido, no solo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi
ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; 13 porque
Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer,
para su beneplácito. (Fil. 2:12-13)
Solo
podemos empezar de cumplir la ley divina en Cristo. Porque en cuanto Cristo murió, al pecado
murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también
vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús,
Señor nuestro.
¿Y cómo sabemos que somos en Cristo? Debido a otra frase corta, y muy bendita, una vez recitada sobre ti, aunque tal vez no tengas memoria del día: Yo te bautizo en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Pues todos sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido. (Gálatas 3:26-27) ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Por tanto, hemos sido sepultados con Él por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. (Romanos 6:3-4)
Sí,
a través del lavamiento con el Agua y la Palabra, somos todos en
Cristo. Por tanto, todos podemos
decir: Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que
Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne,
la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí. (Gálatas 2:20)
O, para decirlo de otra manera, Todo lo puedo, en Cristo, que me fortalece.
Estas ocho palabras son sumamente valiosas, porque no sólo nos dice como vivir la vida piadosa, también, con las dos palabras, “en Cristo,” nos acuerdan también de nuestra salvación, que fue ganada para nosotros y entregada a nosotros por el mismo Jesucristo. Es decir, esta frase nos ayuda seguir persiguiendo buenas obras y una vida piadosa, pero sin negar y rechazar la verdad más importante: que Cristo vino para salvar a pecadores, haciendo 100% de la obra, sin contribución de nuestra parte. No hay otra forma de salvación.
Entonces,
decimos también con San Pablo:
21 No hago nula la gracia de Dios, porque si la justicia viene por medio de la ley, entonces Cristo murió en vano. (Gálatas 2:21) Porque somos pecadores todavía, y la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23) Por ende, todo lo puedo, pero solamente en Cristo, que me fortalece.
Intentamos cumplir los mandamientos, porque hemos sido amados por Cristo y su amor engendra en nosotros un amor para Dios, y para su camino, que es el camino de amar y servir a otros. Intentemos cumplir los mandamientos, mientras diariamente acordémonos de que no somos salvos por la ley, sino solamente por la gracia de Dios, revelada en Cristo, crucificado y resucitado, Él que también viene diariamente a nosotros para perdonarnos y animarnos, una y otra vez.
Él
ha cumplido toda jota y tilde de la Ley, en nuestro lugar, para que, en Él,
podemos descansar, regocijarnos, y vivir, en libertad y amor divino, hoy,
mañana, y por los siglos de los siglos, Amén.
The Sixth Sunday after the Trinity Ten Words and Eight Words Exodus 20, Romans 6, St. Matthew 5
The Ten Words. In the Hebrew Bible, the summary of divine law, which is normally called the Ten Commandments, would be literally translated as the Ten Words, "words" in the sense of instructions or ideas. Obviously, because there are way more than 10 words: You will not have other gods before me ... You will not take the name of Jehovah your God in vain; … Remember the Sabbath day to keep it holy. Honor your father and mother ... You will not kill. You will not commit adultery. You will not steal. You shall not bear false witness against. You shall not covet your neighbor's house, you shall not covet your neighbor's wife, nor his servant, nor his maid, nor his ox, nor his ass, nor anything of your neighbor. Even this version, which I encourage everyone to memorize, is quite condensed. But whether with the full text, or with any faithful version of the Ten Words, we have a deep idea of how we should relate, with the Lord, and with each other. They are the divine rule for godly life.
For us, this rule has always presented many challenges. It has always been very difficult to fulfill. And once Jesus came down from heaven to proclaim his authoritative interpretation, fulfilling them has been completely impossible. Today we have only a part, but over and over again Jesus raised the standard of the commandments: it was said to the ancients: Thou shalt not kill; and anyone who kills will be guilty of judgment. But I tell you that anyone who is angry with his brother will be guilty of judgment; and anyone who says, Fool, to his brother, will be guilty before the council; and anyone who says to him: Idiot, will be exposed to the hell of fire .
I have already failed. I am, according to Jesus, a murderer, thousands of times. The fifth commandment crushes me, to say nothing of Jesus' high standards about adultery of the heart, controlling the tongue, honoring my parents and not coveting. And wait. Even worse than the high standards is the previous word of Jesus: Do not think that I have come to abolish the law or the prophets; I have not come to abrogate, but to fulfill. For truly I tell you that until heaven and earth pass, not a jot or a tittle will pass from the law, until all is accomplished. And then: I tell you that if your righteousness is not greater than that of the scribes and Pharisees, you will not enter the kingdom of heaven.
The Ten Words, the Commandments, are good and pure; they express the will of God. And the more closely we can comply with them, the better for our community, country and world. I wish the rancor, hatred and conflict revealed and elevated by the pressure of the Covid19 were reduced by millions of people seriously trying to fulfill the Law of God. This would be better. Much better.
So, it should start with me, right? We Christians, let’s go for it, let’s live piously, for real, and improve our lives and the world. Very well. But ...
But, there is no hope in our fulfillment of God's Law. It is good when God's people take seriously their responsibility to follow the divine law. But the kingdom of heaven, permanent life with God, is beyond our reach, according to our efforts. The Ten Words are good, but they are not enough for us.
We need other Words. Maybe fewer words, maybe just eight. Yes, eight words would be better. It is the number of the Resurrection, counting all the days of Holy Week, from Palm Sunday to the next, eight days. The number eight lying on it´s side is the scientific symbol for infinity, and biblically it is also endless, it is the number of eternal Peace, beyond our struggle with sin. And, in relation to the Christian life, also eight is the number of words in a phrase that helps us a lot, in the face of the challenges of the Ten Words.
What could these 8 words be?
I can do everything, in Christ who strengthens me . (Philippians 4:13) I can do everything, in Christ who strengthens me . Repeat them with me: I can do everything, in Christ who strengthens me . Living as a Christian is difficult, more difficult today, and I'm afraid, it will probably be even more difficult in the future. But let's not be discouraged. The key to living as a Christian is not our effort, but our Christ. I can do everything, in Christ who strengthens me .
How can we do everything in Christ ? Because he is working in us, as Paul explains in Philippians 2, concerning the godly life: So, my beloved, just as you have always obeyed, not only in my presence, but now much more in my absence, occupy yourself in your salvation with fear and trembling; 13 for it is God who works in you both wanting and doing, for his good pleasure . (Phil. 2: 12-13)
We can only begin to fulfill the divine law in Christ . Because in that Christ died, he died to sin once for all; but in that he lives, for God he lives. Likewise consider yourselves dead to sin, but alive to God in Christ Jesus our Lord.
And how do we know that we are in Christ ? Because of another short phrase, and very blessed, once recited over you, although you may not have memory of the day: I baptize you in the Name of the Father, of the Son, and of the Holy Spirit.
For you are all children of God through faith in Christ Jesus. 27 For all of you who were baptized into Christ have clothed yourselves with Christ. (Galatians 3: 26-27) Or do you not know that all of us who have been baptized into Christ Jesus have been baptized into his death? 4 Therefore we have been buried with Him through baptism to the death, so that as Christ rose from the dead by the glory of the Father, so also we walk in newness of life. (Romans 6: 3-4)
Yes, through the washing with the Water and the Word, we are all in Christ. Therefore, we can all say: With Christ I have been crucified, and it is no longer I who live, but Christ lives in me; and the life that I now live in the flesh, I live by faith in the Son of God, who loved me and gave himself for me. (Galatians 2:20) Or, to put it another way , I can do everything, in Christ, who strengthens me.
These eight words are extremely valuable, because it not only tells us how to live the godly life, but also with the two Words, “in Christ,” they also remind us of our salvation, which was won by us and delivered to us by Jesus Christ himself. That is, this phrase helps us to continue to pursue good works and a godly life, but without denying and rejecting the most important truth, that Christ came to save sinners, there is no other way of salvation.
So, we also say with Saint Paul: 21 I do not nullify the grace of God, because if justice comes through the law, then Christ died in vain. (Galatians 2:21) Because we are still sinners, and the wages of sin is death, but the gift of God is eternal life in Christ Jesus our Lord . (Romans 6:23) Therefore, I can do everything, but only in Christ, who strengthens me.