Wednesday, October 19, 2016

El Sermón de los Regalos

Epifanía de Nuestro Señor, (Trasladada), 
la Instalación de Adam Lehman como Pastor Misionero de IELE 
San Mateo 2:1-12          14 de Octubre, A+D 2016

Este sermón fue predicado en la Asamblea de la Iglesia Evangélica Luterana Española.  Por razones pedagogicas, elegimos usar textos del Adviento, la Navidad y la Epifanía para el culto, por eso, este sermón trata de la Visita de los Magos al Niño Cristo. 

     Me pregunto ¿en qué idioma adoraron los magos al niño Cristo?  Puesto que no sabemos exactamente de donde ellos vinieron, es difícil decir con certitud qué lengua habrían usado en su adoración.  Parece que ellos compartían un idioma común con los escribas judíos y con el rey Herodes, quizás el griego, o el arameo, o posiblemente el latín.  Y de verdad, en la misión mundial de Dios, aunque la Palabra es
sumamente importante, es imprescindible, es la única arma que tiene la Iglesia, el idioma específico con que anunciamos la Palabra no es tan esencial.  Aunque en la práctica es muy importante que los pastores aprendan como comunicar efectivamente en un idioma que sus oyentes entienden, la falta de capacidad en lenguas no puede parar la misión evangélica de Dios.  Podría ocurrir a través de un milagro, como en el Pentecostés, o a través de un traductor, pero Cristo va a realizar su deseo de que su Palabra sea predicado, oído y entendido.

     Esto no significa que los pastores misioneros de IELE no necesiten aprender a hablar español.  Pero esto debería ser un ánimo a Adam Lehman, como lo es a mí: el hecho de que, en el plan de la misión de Dios, los idiomas no son el requisito número uno.  Número dos o tres, sí, pero no el número uno.

     ¿Y qué es el requisito número uno?  Es el mensaje de los Magos, comunicado en este caso sin palabras, el mensaje de la Epifanía, que es la revelación de Cristo Jesús a todas las naciones.  Aunque no sabemos el idioma de los Magos, podemos considerar lo que hicieron, y regocijarnos en las buenas noticias que el Espíritu nos anuncia a través de ellos. 

     Los Magos recibieron un mensaje de Dios, comunicado, en este caso, por una estrella, un mensaje que, por el poder del Espíritu, ellos entendieron y creyeron como el Evangelio:  Un nuevo Rey de los Judíos ha nacido, un Rey que merece la adoración de las naciones.  Congregarse alrededor de este Niño Rey vale la pena; no importa lo que se requiere, como un viaje largo, difícil y caro, una disrupción de tu vida, o una ofrenda de gratitud y alabanza.  Este Niño Rey merece la adoración, es decir, este Niño es Dios mismo, quien ha entrado en la carne humana, para reinar sobre su pueblo y sobre todas las naciones, con amor y sabiduría. 

     Adam, tú también has recibido un mensaje de Dios, comunicado por su Santa Biblia, el mismo mensaje del Evangelio, que hay un Rey de los Judíos que merece tu adoración.  Además, Adam, tú has sido llamado a España, para compartir este mismo Evangelio con los fieles de la Iglesia Evangélica Luterana Española, porque ellos también han oído el mensaje y, como los Magos, quieren congregarse alrededor del Rey, para adorarle.  A través de ti, Adam, y a través de los miembros de esta iglesia humilde y pequeña, Dios quiere ensanchar su reino, por la incorporación de más pecadores lavados en la sangre del Rey de los Judíos.  

     Los Magos predicaron por su viaje de fe y compromiso.  Además, predicaron por sus regalos al Niño Rey Jesús.  No podemos decir si los Magos entendieron lo que estaban predicando, pero el mensaje de sus regalos es inconfundible: un mensaje sorprendente y doloroso, y al mismo tiempo un mensaje glorioso y alegre, el mensaje del oro, del incienso y de la mirra.   Deberíamos revisarlo, porque es el mensaje que Adam está llamado a proclamar, es el Evangelio que nos salva, y es la única cosa que nos puede hacer
útiles en la misión de Dios.  

     El oro nos enseña que este niño es un rey, pero claramente es un rey diferente, único, un rey con la voluntad de sufrir, un rey desconocido por su propio pueblo, un rey escondido en pobreza y humildad.  El oro, símbolo de riqueza y poder mundial, además nos da una pista de la gloria verdadera de este Rey, la gloria del Dios Padre, la gloria del Rey de reyes y Señor de señores, la gloria que, en amor, el Hijo de Dios dejó al lado por un tiempo, para ganar a un pueblo para su Padre.

     Suba hacia Ti mi oración como el incienso, y el alzar de mis manos cual la oblación de la tarde.  Así oramos anoche en el orden de Vísperas, y así escribió el Salmista, refiriendose al culto de los sacerdotes en el Tabernáculo y el Templo de Israel.  Y así nos enseña el incienso, el segundo regalo de los Magos, que este Niño Rey es también un sacerdote, ofreciendo oraciones a Dios en el nombre del pueblo.  Dios ordenó a los sacerdotes, hombres de entre la tribu de Leví, para que ellos pudieran entrar en su presencia en el lugar santo, para interceder y pedir absolución para los pecados de la gente.

    En la Navidad y la Epifanía de Jesús todo este sistema de culto y sacrificio ya estaba llegando a su fin.  Fue necesario, porque es cierto que al final, solo este sacerdote, este hombre escogido por Dios, este ser humano quién únicamente nunca fue tocado por el pecado de Adán, solo este Niño Sacerdote pudo ofrecer dignamente intercesiones para todo el mundo.  Ahora nosotros pecadores tenemos un Abogado para con el Padre, haciendo intercesión por nosotros, Cristo Jesús el Justo, quien solo, de entre todos los hombres, fue capaz de entrar en la presencia de Dios Padre para ofrecer el sacrificio digno, aceptable y suficiente para cubrir nuestro pecado.     

     Finalmente, la mirra.  Qué regalo extraño, para dar a un niño, un regalo para la muerte, la mirra, que era para la preparación de un cuerpo para la tumba.  Es como dar un ataúd como regalo a un niño recién nacido.  ¿Quién daría tal regalo?  Sólo Dios el Padre.  Y sólo Jesús su eterno Hijo quería recibirlo.  Sólo Dios, por las manos de los Magos, daría mirra a este Niño, porque sabía que aparte de la mirra, ni el oro ni el incienso podían tener ningún valor para nosotros. 

     Sin la Navidad, sin la Epifanía, sin la Cruz y la tumba fuera de Jerusalén, Dios todavía tendría eternamente todo el oro, todo el incienso, todo el poder y la riqueza y la gloria y la adoración de los ángeles.  Todo esto tendría Dios, sin la mirra.  Pero nosotros, tú y yo, no podríamos participar en nada de la gloria y la felicidad eterna, excepto si Jesús también recibiera la mirra.  Porque el recordatorio del
sacrificio que nuestro Sacerdote Jesús siempre está presentando ante el altar del cielo es su propio cuerpo, el cuerpo del Rey de reyes, Dios mismo hecho hombre, el cuerpo sacrificado en la cruz, para el perdón de todos tus pecados, y todos mis pecados, ofrecido para el perdón de todos los pecados del todo el mundo. 

      La mirra fue necesaria.  Fue necesario que, después de la muerte verdadera del Cristo, Nicodemo y José de Arimatea envolvieron el cuerpo de Jesús en tela de lino, con 40 kilos de mirra, y lo pusieron en una tumba.  Porque no hay perdón sin derramamiento de sangre.  La paga del pecado es la muerte, y por eso, para pagar por nuestros pecados, el Niño Rey, el Niño Sacerdote, también tuvo que ser el Sacrificio.  La mirra del Viernes Santo fue necesaria.  Es una parte imprescindible del sermón de los Magos. 

     La mirra fue necesaria el viernes, pero no el domingo.  Las mujeres fueron andando a la tumba para añadir más mirra, más especias de la muerte sobre el cuerpo de Jesús, pero aprendieron que no eran necesarias, porque nuestro Rey y Sacerdote había resucitado.  Este hombre, nacido en Belén, tuvo que morir, pero fue imposible que la muerte mantuviera su poder sobre Él, porque el Niño de Belén es el Señor de la Vida, la fuente de toda vida, nuestro Salvador quién amó tanto a su Padre y tanto a nosotros que aceptó todos los regalos de los Magos. 

    Pastor Adam Lehman, ve y predica el oro, el incienso y la mirra de los Magos.  Predícalos a los miembros de IELE, y a cada persona con quien recibes la oportunidad de explicar las verdaderas buenas noticias de Cristo.  Vete a España, y provee el perdón, la vida y la paz del Niño de Belén, quien ahora reina en los cielos, y al mismo tiempo está en medio de su pueblo en el mundo.  Cristo Jesús quiere bendecirnos, quiere congregarnos alrededor de su Santa Palabra: los bautizados invitados al banquete celestial, al que aun ahora tenemos acceso, en su Santa Cena, una previsión de la vida eterna, a través de que Él nos perdona, nos protege, y nos prepara para servicio de amor en el mundo,   

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. 


Wednesday, September 14, 2016

La Muerte de un Hijo

Decimosexto Domingo después de Trinidad – 11 de Septiembre, 2016
1 Reyes 17:17-24, Efesios 3:13-21, San Lucas 7:11-17  

Gracia, misericordia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre, y el Señor Jesucristo, Amén. 

¿De qué murieron los dos hijos? En las lecturas de hoy, oímos de dos viudas, los dos con un solo hijo, y ambas sufrieron la muerte de sus hijos.  Me pregunto ¿de qué murieron los hijos?

Tal vez fueron víctimas de apendicitis.

Hace dos semanas, mientras Shelee y yo asistíamos a un cumpleaños en Logroño, recibí un WhatsApp de nuestro hijo Jeremy en Minnesota:  “Bueno, estoy en el hospital, esperando que el cirujano me quita el apéndice.”  Fue un susto para nosotros, y una experiencia desagradable, por la distancia y nuestra incapacidad de ayudarle, aparte de ofrecer nuestras oraciones.  Y peor, Teresa, la esposa de Jeremy, estaba en la autopista, porque iba a un festival en Minneapolis.  Ella volvía, pero Jeremy estaba solo cuando entró en la sala de cirugía.  De verdad, si hubiéramos estado en Montana, en vez de España, todavía nuestra inutilidad hubiera sido igual, pero nos afectaba un poco más, creo, por estar aquí.

Gracias a Dios, todo resultó bien.  Fue una decisión sabia y misericordiosa de parte de Jeremy, que no nos informó del problema hasta justo antes de la cirugía.  En vez de un día completo de preocupación, solo pasamos 3 horas, entre recibir el primer mensaje y luego el mensaje después de la cirugía exitosa.  Damos gracias a Dios por las maravillas de medicina, y el servicio bueno de los médicos y enfermeros. 

Todavía, una apendicitis es grave, y si fuera 1916 en vez de 2016, probablemente nuestro hijo habría muerto.  Y no sé cómo habríamos reaccionado.  Porque la muerte de un niño es horrible.  La muerte es siempre mal, pero cuando muere una persona mayor, podemos aguantarlo mejor.  Ha vivido una vida larga, y sus hijos continúan la historia familiar.  ¿Pero la muerte de un hijo, mi hijo, mi hija?  No sé vuestras historias personales, quizás he tocado un tema sensible, quizás sabes algo de este tema triste.  Me preocupe enfocar en este tema, pero es importante, porque la muerte de un hijo es un desafío grande a nuestra fe.  Quizás los padres aquí, como yo, suelan pensar que nuestra fe es fuerte.  Pero la realidad es que es muy difícil mantener la confianza de que Dios es bueno y amoroso, cuando tu hijo muere. 

Si este tema te ha dado un recordatorio de dolor, te pido disculpas, no quiero causar pena a nadie.  Pero mis disculpas no cambian la realidad de que padres a veces sufren la muerte de sus hijos.  Es demasiado común; es una realidad de este mundo. 

Y, también es una historia muy común en la Biblia.  Hoy tenemos dos viudas quienes pierden hijos, y hay más como estas en las Escrituras, y también parejas privadas de hijos.  Estas historias están en todas partes de la Biblia.  Además de la viuda de Nain y la viuda de Sarepta, de nuestras lecturas del Evangelio y Antiguo Testamento de hoy, hay también Eva, la madre de Abel, asesinado por su hermano Caín. 

Tal vez recordáis a Job y su mujer, y la muerte de sus siete hijos y tres hijas. Hay una mujer de Sunem, para quién el profeta Eliseo, el sucesor de Elías, también resucitó a su hijo muerto, en una historia muy parecida a la de nuestra lectura del Antiguo Testamento de hoy. 

Además, está Noemí, la suegra de Rut, quien quería que no se llamara Noemí, pero Mara, que en hebreo significa amarga, porque ella había perdido a su esposo, y a dos hijos.  Hay Betsabé, quien perdió su primer hijo con Rey David, debido a su pecado.  En la historia de la Navidad, siempre tenemos que recordar el sufrimiento de las madres de Belén, quienes con sus hijos sufrieron la ira de Herodes, cuando los reyes magos se marcharon sin decirle dónde estaba el Cristo.  Y hay más. 

La muerte de un hijo o hija es tan triste, y dolorosa.  Siempre nos hace preguntar:  ¿Por qué? ¿Por qué ocurrieron, y por qué están escritos tantas historias parecidas en la Biblia?  ¿Sirven para algún buen propósito?

Sí.  Aunque son difíciles para nosotros leerlas o escucharlas, hay al menos tres propósitos en estas historias. 

Primero:  La muerte de hijos nos enseña de la gravedad del pecado.  Inmediatamente después de comer la fruta prohibida, Adán y Eva reconocieron su desnudez, y su vergüenza.  Las maldiciones de Dios y las dificultades de la vida fuera del jardín les enseñaron aún más.  Pero en el día que su primer hijo mató a su segundo, entendieron la gravedad del pecado en un sentido diferente, el sentido de padres privados de un hijo amado.  No quiero decir que Dios permite la muerte de hijos porque Él quiere dañarnos.  La culpa de la muerte es nuestra, es consecuencia de nuestro pecado, y no podemos evitar nuestra responsabilidad.  Dios no se complace en la muerte del pecador.  Pero Dios sí sabe que, para querer y buscar a un salvador, necesitamos entender la gravedad de nuestro pecado, y en la muerte de un hijo, encontramos una demostración muy fuerte.        

No podemos continuar mucho tiempo en esta situación.  Cuando la ley de Dios, el pecado y nuestra culpa nos atacan y nos presionan con tanta fuerza, necesitamos un rescate pronto.  Aunque la realidad de la ley y un entendimiento de la gravedad de nuestra situación son necesarios, no nos ayudan escapar de nuestro predicamento.  No nos salvan.  Necesitamos socorro, pronto.

Gracias a Dios, viene pronto el segundo propósito de la presencia de tantas historias de la muerte de hijos en la Biblia.  A través de estas tragedias, podemos ganar un entendimiento de la profundidad del amor de Dios.  Estos hijos muertos, mártires de la fe, son iconos de Cristo, el Hijo de Dios.  Nos dan un cuadro del evangelio, una representación poderosa del amor de Dios Padre, quien envió a su amado Hijo para salvarnos a nosotros pecadores, a través de su propia muerte.  El dolor que afrontamos en la muerte de un hijo es una pequeña parte del dolor experimentado dentro de Dios, cuando el Padre eterno, fuente de todo amor y justicia, dejó sufrir a su Hijo Jesucristo en nuestro lugar, sufriendo el castigo merecido por todo el pecado del mundo. 


¿Por qué?  ¿Por qué lo hizo Dios?  ¿Por qué Jesús voluntariamente se sometió a nuestra muerte?  Porque el amor de Dios es aún mayor que la gravedad de nuestro pecado.  Porque Dios quería, y todavía quiere tenerte consigo mismo, para bendecirte y amarte eternamente.  El deseo de Dios en darnos estas historias es también el deseo de que San Pablo nos habla hoy: que seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.  Todo esto encontramos en la muerte, y la resurrección, de Jesús, el Hijo de Dios. 

Entonces, el tercer propósito de las historias de la muerte de hijos es darnos confianza en esta vida, confianza que ahora ni aún la muerte tiene poder sobre nosotros.  Aunque todavía va a tocarnos, la muerte no puede separarnos de Dios, debido al amor de Dios que ha sido derramado sobre nosotros en el único Hijo del Padre, quien voluntariamente se sometió a la muerte en una cruz, para perdonar todos los hijos de los hombres, para tener misericordia de toda la humanidad. 

Con Cristo Jesús, tenemos confianza en la faz de cualquier problema, porque el Hijo del Padre no quedó muerto.   Por lo tanto, quienes son de Él tampoco van a quedar muertos, porque en nuestros bautismos, hemos sido unidos a su muerte, y su resurrección.  Mejor es nuestra bendición que las de los hijos de las viudas en nuestras lecturas de hoy, porque sus resurrecciones eran para continuar en este mundo pecaminoso.  Pero nuestra resurrección será para entrar en la vida eterna, la vida de gloria y paz.  Para los cristianos, la muerte que importa ya ha pasado, estamos ya vivos eternamente en Cristo.  Por eso, podemos vivir sin miedo, y con amor, sirviendo a nuestros prójimos con el amor que hemos recibido del Padre. 

Y cuando nos vienen problemas, cuando la muerte, el pecado, cuando las realidades difíciles de este mundo también nos afectan, sabemos dónde podemos ir.  Podemos recurrir a Cristo, para recibir en nuestros oídos su perdón, para lavar nuestras vestiduras blancas en la sangre del Cordero, para oír y creer otra vez que nuestro Padre nos ha amado perfectamente, y nos continúa amando, hoy, y en el mundo venidero, donde nos regocijaremos con todos los fieles santos, para siempre.


Damos gracias por la medicina moderna, y por la cirugía exitosa de nuestro hijo.  Alabamos a Dios por cada momento bueno con nuestros queridos. Pero nuestra esperanza no es vivir una vida larga aquí con nuestros queridos. Nuestra esperanza es el Hijo de Dios, quien murió, y resucitó, y con quien viviremos eternamente, en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.  


Thursday, August 4, 2016

Un Salvador Radical

Décimo Domingo después de Trinidad
Un Salvador Radical - San Lucas 19:41-48

     Salvador Radical.  No es normalmente un halago llamar a alguien “un radical.”  Especialmente hoy, después de los últimos días y meses, con atentados en todos los lugares típicos, como Bagdad, Kabul, y Siria, pero también con masacres en sitios que solíamos considerar pacíficos y seguros, como Paris, Múnich, Orlando, Dallas, Niza y aun dentro de una iglesia en Roen, en Normandía, todos queremos que sean menos hombres radicales y extremistas, y más personas razonables, pacientes, y tiernas.

     De verdad, por su descripción de la purificación por Jesús del Templo en Jerusalén, me parece que San Lucas no quiso hablar mucho de radicalismo.  El buen doctor solo dice que Jesús, entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.   Un acontecimiento notable, pero no se describe como acto radical.  Pero era.  Todos los evangelistas anotan esta historia de Jesús purificando al Templo, y los otros ofrecen detalles que dan una impresión más fuerte, como el estruendo de las monedas de las cambistas derramadas sobre el pavimento, y los gritos de los animales huyendo cuando el Señor volcó las mesas de los vendedores, o que Jesús hizo y usó un azote, demostrando su ira.  Fue de verdad un momento radical, una acción extrema.

     Aunque no nos gustan los radicales de hoy, no podemos leer los evangelios sin darnos cuenta de que el Señor Jesús mantuvo muchas doctrinas extremas, e hizo muchas cosas radicales.  Por ejemplo, el día antes de nuestras lecturas, Jesús entró en Jerusalén como un rey conquistador, aceptando los loores de la gente, una procesión que parecía el inicio de una rebelión.  Hay una paradoja grande en la Cristiandad:  las metas de la fe son vida, amor, paz, amistad, alegría.  Pero al mismo tiempo la historia de Jesús trata de una competencia dura, y de violencia, ira, con muchas palabras y acciones radicales. 

     Es muy fácil, especialmente hoy, cuando hay tanta violencia en el mundo, que ignoremos las partes radicales en la historia y la enseñanza de Jesús, y finjamos que no hay nada de radicalismo en el cristianismo.  Pero si rechazamos una parte de la historia de salvación, el diablo se regocija, porque pronto perdamos la salvación.  Necesitamos toda la historia.  Aunque no queremos ver el radicalismo en el mundo de hoy, necesitamos el radicalismo de Jesús.  Pero, ¿cómo debemos entender esto?  ¿Qué es la diferencia entre el radicalismo de Jesús y los actos radicales que vemos hoy?  ¿Tenemos que ser radicales en algún sentido, si queremos ser verdaderos cristianos?

     Mi tutora de español muchas veces ha corregido mis sermones, pidiéndome no usar el verbo odiar, especialmente con la persona de Dios.  Me dice que no es apropiado para un discurso culto.  Pero normalmente mis usos de las palabras `odiar´ y `odio´ no son mis propias palabras, más bien son citaciones bíblicas.  Hoy, para mucha gente, es inaceptable el modo en que la Biblia dice que Dios odia.  Dicen que esto suena de radicalismo, y debemos rechazarlo. 


    Pero es verdad que Dios odia.  Dios odia pecado.  Y esto no es radical.  De verdad, todo el mundo odia pecado.  Bueno, hay excepciones con nosotros, como cuando pensamos que podemos obtener beneficio desde el pecado, o cuando nos hemos engañado a nosotros mismos, para pensar que algo pecaminoso no es verdaderamente un pecado.  Pero, cuando vemos un pecado cometido contra un amado nuestro, o contra una persona que nos parece inocente, o, especialmente, cuando vemos a alguien pecando contra nosotros, entonces odiamos este pecado.  Claro que sí, porque el pecado es mal.  Dios odia pecado, y deberíamos también.  Pero esto no es el radicalismo de Dios.  Esto no es el camino extremo de Jesús.

     De hecho, que Jesús purificó al Templo no fue radical; hubo hecho el igual muchas veces en la historia de Israel.  Dios eligió a los descendientes de Abraham para ser su propio pueblo, dándoles su Palabra, el Templo, el culto, los sacrificios, un reino poderoso, y una ley sana y justa, para que ellos pudieran vivir como su propia gente. 
     Pero los Israelitas nunca podían hacer su parte.  Siempre estaban siguiendo atrás otros dioses falsos, siempre ignorando la ley, siempre rechazando a Dios.  Y varias veces el Señor usó reyes y ejércitos extraños y otras calamidades para purificar a su pueblo.  Pero cada vez, después de poco tiempo, regresaron al pecado.  Esta es la historia repetida de Israel, y aunque es deprimente, no hay nada radical en esto. 

     La purificación del Templo por Jesús fue una repetición, excepto por una cosa, una diferencia en la situación.  Antes, cuando Dios purificó a su pueblo, cuando castigó a Israel para darles arrepentimiento, Él lo hizo solo como Dios, por su poder ilimitado, sin ningún riesgo de que Israel tomara represalia contra Él.  Dios es Dios, y los hombres no pueden herirle de ninguna manera.

     Excepto ahora, en el Templo, el día después de la entrada triunfante en Jerusalén, cuando las multitudes le aclamaba a Jesús como el nuevo Rey David:  Este mismo Jesús, ya el objeto de la ira de los sacerdotes y fariseos, los líderes religiosos de los judíos, decidió purificar al Templo, provocando las intrigas que iban a resultar en su crucifixión.  Dios, ahora hecho hombre en Cristo Jesús, purificó a su pueblo otra vez, pero ahora su pueblo tuvo el poder de tomar represalias. 

     Además, después de enojar tanto a sus enemigos, Jesús no se escondió.  No, Él continuaba en público, enseñando cada día en el templo; aunque los principales sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo procuraban matarle.  Esto es radical.  Esto es el amor radical de Jesús, quien, para salvar a sus propios enemigos, hizo purificaciones y predicó denuncios contra los judíos, para que ellos le matarían.

     Aunque los judíos no merecieron su amor, y aunque nosotros no merecemos su amor, el plan radical de Jesús siempre era amarnos al final, hasta su propia muerte, completamente inmerecida e injusta.  Jesús hizo esto para que, en su muerte, nosotros podamos encontrar el mérito y la justicia que nos purifica, no para un día, pero perfectamente y eternamente. 

     Quizás es todavía difícil hablar de la realidad de la Cruz.  Como dice San Pablo, es “piedra de tropiezo y roca de caída.”  La Cruz nos ofenda.  El sufrimiento y la muerte de Cristo nos da vergüenza y culpa, porque no solamente los pecados de los judíos, pero también nuestros pecados fueron causa de la Cruz.  Es una verdad amargura. 

     Arrepiéntete.  Arrepiéntete de tus pecados, arrepiéntete de tu vergüenza, y oír lo que Cristo quiere que conozcas:  la Cruz es para tu paz. 



     La Cruz es para tu paz, y no tienes que ir a Jerusalén, ni tampoco viajar a través tiempo, para encontrar tu paz.  Aunque Jesús murió y resucitó hace dos mil años, el día de tu visitación por el Salvador radical es hoy, aquí, donde Él te encuentra, para purificarte otra vez, con la victoria de su amor radical. 

     Los actos radicales de los meros hombres siempre fallan, porque no tienen el poder del amor de Dios.  Más, siempre están contaminados con nuestros pecados.  Como dice Santiago, la ira del hombre no obra la justicia de Dios, (Santiago 1:20).  Pero la ira de Dios sí, ha obrado nuestra justicia.  Esto es el amor radical de Jesús, quién envolvió en su propio cuerpo todo el pecado de los hombres y toda la ira de Dios contra nosotros, enterrando los dos para siempre. 

     En esto podemos ver que el amor radical de Jesús es un misterio, que Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo ha conseguido nuestra salvación, dentro de su propio ser.  Entonces, no necesitas temer nada, ni a nadie, porque tu salvación es un hecho, en Dios mismo.  Él te la ha entregado por medio de la fe, por medio de la palabra y el agua.  Y aquí, en la compañía de los hermanos, congregado en torno a su Palabra y su Cena, Él continúa recordándote de su amor cada día. 

     Entonces, el radicalismo cristiano es único, completamente distinto de los métodos de los hombres.  Los métodos de los hombres son llenos de odio, y falta la remedia del perdón de Cristo.  Las intenciones de los hombres para purificar el mundo son nada más que sus propias fantasías malas.  Nada bueno viene del radicalismo humano.

     Pues, todavía vivimos en este mundo violento, cada día más lleno de radicales.  ¿Cómo responderemos al odio y violencia y los atentados de hombres violentos? 

     Con palabras radicales, que proclama el amor de Cristo. 

     Con actos valerosos, aunque simples, congregando en torno a la mesa del Señor para recibirlo en su cuerpo y su sangre, y presentando nuestras oraciones a Dios, para la conversión de los enemigos de la Cruz, por la proclamación de la misma Cruz, donde hay perdón y amor radical para todos


     Porque somos la iglesia de Cristo, además tenemos un papel de compartir estas noticias del amor radical de Cristo con todos.  Tenemos un papel de servir a nuestros vecinos, los pacíficos y los violentos, como Dios nos ha servido. 

     No quiero decir que no debemos defender a nuestras familias, o que el gobierno no debe luchar contra los radicales violentos.  Quiero decir esto:  No sé dónde o como, pero como la iglesia, vamos a encontrar oportunidades para servir, por algún modo, a nuestros enemigos.  Estos también sean tareas radicales. 

     No podemos hacerlas por nuestra propia fuerza.  Solo el amor radical de Dios, que nos viene en el evangelio de Cristo, puede darnos voluntad y fuerza para intentarlas.  Necesitamos aferrar a Él siempre, siempre recibiéndole por el escuchar de su Palabra, o todos nuestros esfuerzos para el bien del mundo van a fracasar.                 

     Pero con Cristo, sí, podemos atrever amar radicalmente.  Porque Cristo está a nuestro lado, podemos amar sin expectación de recompensa, porque ya tenemos todo en Dios.  Podemos atrever hablar la verdad de Dios, abiertamente y sin temor, porque sabemos que Jesús mismo es la Verdad de Dios que viva eternamente, y nosotros vivimos con Él. 

     Y, como vamos a celebrar en unos momentos, con el amor radical de Jesús, un varón y una mujer pueden atrever amar como cristianos, sacrificándose el uno para el otro, porque están seguros en el sacrificio perfecto que hizo Cristo para su novia, la iglesia. 


     Cada uno de nosotros podemos enfrentar a esta vida incierta con la confianza y la paz que vienen de la absolución completa del Padre, el consuelo y consejo de su Espíritu, y el amor radical de Cristo, que nos da vida.  No podéis fracasar, porque mayor es Él que está en vosotros que él que está en el mundo.  El que creyere en Jesucristo, el Salvador radical, no será avergonzado.  Tienes su paz y victoria, hoy, y por los siglos de los siglos, Amén.

Monday, July 25, 2016

La Verdadera Palabra de la Boca del Señor

Octavo Domingo después de Trinidad

SALMO                                                    Salmo 48                     
ANTIGUO TESTAMENTO                  Jeremías 23:16-29
EPÍSTOLA                                              Hechos 20:17-38 
EVANGELIO                                          San Mateo 7:15-23 

SERMÓN   15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.  16 Por sus frutos los conoceréis.
     Instrucciones simples.  Guardaos de los falsos profetas, y Jesús aún nos dice como reconocerlos:  Por sus frutos.  ¿Y qué son los malos frutos de los profetas falsos?  Jesús dice que van a llamar al Cristo como Señor, echar demonios en el Nombre del Señor, profetizar en el nombre de Cristo, hacer milagros en el nombre de Jesús…
     ¿Qué dijo el Señor?  ¿No son buenas obras, llamar al Cristo públicamente como Señor, profetizar, o predicar en su nombre, o al menos echar demonios y hacer milagros en el nombre de Cristo?  ¿Cómo es posible que Dios no quiere estas obras?

     Estas obras no son verdaderamente buenas, ni tampoco ninguna otra obra es buena, si el mensaje que las acompaña es falso.  Si estas obras no proceden de una proclamación de la fe verdadera, que solamente confía para justicia y salvación en Cristo y su gran obra salvadora, entonces son malas obras, del diablo, no de Dios.  Porque todo que no proviene de fe, es pecado. (Romanos 14:23)    
     Todas nuestras lecturas de hoy hablan del mismo tema:  el requisito del Señor que sus predicadores hablen la verdad, toda la verdad, y nada excepto la verdad.  Como dice San Pablo, los predicadores deben anunciar “todo el consejo de Dios.”   No deberían anunciar sus propios pensamientos, como hicieron los profetas a quienes Dios condenó a través de la boca de Jeremías:  16 Escucha otra vez: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová… 28 El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová.  29 ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
Qué raro, y difícil.  Hay en esto varias preguntas para nosotros:
¿Por qué son tan populares los profetas falsos y los predicadores malos? 
   ¿Qué es el problema con su mensaje?
            ¿Qué es la Palabra verdadera de la boca del  
                         Señor? ¿Cómo podemos reconocerla?
            ¿Qué significa todo esto para nuestras vidas, 
                                                            en la edad que viene, y hoy? 
     Los profetas falsos son lobos vestidos como ovejas, son enemigos del Señor, son condenados, junto con todos que creen en sus mentiras.  Pero son tan populares.  ¿Por qué?  La verdad es que el crecimiento de la Iglesia verdadera es casi siempre lento, y las congregaciones que se agarran al puro evangelio son pequeñas históricamente.  Por el otro lado, las iglesias, cristianas en nombre, pero donde se predica una fe falsa, son muchas veces muy popular. ¿Por qué?
     Una gran parte del problema es nosotros, los oyentes, con nuestra comezón de oídos, nuestro deseo para maestros que conforman a nuestros deseos, (2 Timoteo 4:3).  Yo también, como ejemplo de un predicador, soy una gran parte del problema, porque en vez de un compromiso fuerte de ser fiel, por mi naturaleza tengo un deseo de ser popular, y estimado.  Y la verdad es que muchas veces los falsos profetas son más populares.  Así es:  podemos entender este obstáculo en las últimas palabras de nuestra lectura de Jeremías: dice Jehová ¿No es mi palabra como fuego, y como martillo que quebranta la piedra?  No la queremos esta palabra.  No queremos predicar ni escuchar el mensaje verdadero del Señor, porque es un martillo que quebranta nuestra confianza en nosotros mismos, y quema nuestro orgullo.  
     Un problema con el mensaje falso es que nos gusta oírlo.  Y, hay un problema aún más fundamental:  es falso, y la consecuencia de su falsedad es separación de Dios y condenación eterna.  Los lobos distorsionan la verdad de Dios, e ignoran a nuestra realidad espiritual.  Dicen los lobos:  cumplir la ley de Dios, en el modo que yo te explico, y seréis salvos.  Si fuéramos capaces de cumplir la ley de Dios, entonces la predicación de obras y la ley como camino de salvación sería verdad.  Pero no somos capaces.  Somos pecadores; necesitamos ser salvos.
     Esto no significa que la ley de Dios es mal, ni tampoco inútil en el día a día.  La ley es buena, y nuestras vidas son mejores cuando seguimos más cuidadosamente las instrucciones que Dios nos ha dado.  Pero tened cuidado, porque el diablo, y los profetas falsos, abusan esta verdad para engañarnos.  Está bien, hasta un punto, vivir una vida buena en este mundo. Pero la Palabra de Dios no quiere hablarnos de cómo podemos vivir una vida buena aquí, en este mundo que muere. Dios no está salvándonos para continuar en este mundo arruinado.  Él quiere salvarnos para el Reino de los Cielos.  Y el estándar para entrar en la presencia gloriosa de Dios es mucho más alto. 
    Sería más fácil entender el estándar de Dios con un ejemplo.  Voy a usar el estado de limpieza de las habitaciones de los luteranos jóvenes de España, como Titi y Sebastián, Juancho y Juanmi.  Yo puedo decir que sus habitaciones están limpias.  Como pastor, he visitado a casas de mucha gente, en dos continentes y en varios países.  Y puedo decir que las habitaciones de los luteranos jóvenes en España están limpias.  No sé quién debe recibir el crédito por eso, quizás los niños, o quizás las madres.  Pero seguramente, nadie pudiera quejar sobre su estado. 
     Excepto si íbamos a usarlas como salas de cirugía.  Por el estándar adecuado para habitaciones de hijos en la casa de sus padres, están más que aceptables, dignas de alabanza.  Pero por el estándar de servir como una sala de cirugía, con la necesidad de limpieza tan alta, la necesidad de ser antisépticas para evitar infecciones al paciente, las habitaciones están completamente sucias, inadecuadas para esta meta. 
     Los predicadores falsos pretenden que los estándares de justicia que sirven en este mundo también sirven en el Reino de Dios.  Ellos requieren que seamos más o menos honestos, amables, que no cometamos homicidio, no seamos siempre borrachos, que no salgamos con la esposa de otro hombre, etc.  Muy bien, con esta conducta, seremos buenos vecinos.  Pero no seremos puros como requiere el Señor, para entrar en su gloria.  El fuego consumidor de Dios quema toda iniquidad.  El martillo que quiebra las piedras es la ley divina y perfecta, y nosotros, con nuestra naturaleza pecaminosa, somos las piedras.  Como dice Jesús:  sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. (San Mateo 5:48)

     Finalmente, el problema con el mensaje de los profetas falsos es esto:  Si lo creemos, estamos perdidos.  Si creemos que las mentiras de los malos predicadores son verdaderas, entonces estamos rechazando a la verdad de Dios, su verdad sobre el pecado y los pecadores, y también la verdad sobre su salvación, la verdad sobre la persona y la obra del unigénito Hijo de Dios, Jesucristo, en quién hay el único camino para llegar al Padre.  Por lo tanto, necesitamos tener muy clara lo que es la Palabra verdadera de la boca del Señor, para que podamos reconocerla. 
     Hay dos partes principales.  Primera, no importa si parecéis limpios o si estáis obviamente sucios, no sois bastantes limpios.  Por las obras de la ley nadie será justificada, porque todos carecemos la perfección requerida.  Es posible ser una buena persona en los ojos del mundo, en el día a día, pero Dios quiere, y requiere, pureza perfecta, dentro y afuera, cada palabra, acción, y pensamiento.  Esto no lo hacemos. 
     Considera una cosa:  Si fue posible que pudiéramos ganar el amor de Dios por nuestras obras, entonces, ¿porque fue necesario la Cruz, la muerte de Jesús?  Cuando creemos que por nuestra propia santidad podemos alcanzar a la justicia de Dios, menospreciamos a Cristo y su gran obra.  Empezamos salir fuera de su grey, fuera de su iglesia. 
     Gracias a Dios, esto es solamente la primera parte del mensaje que viene de su boca.  Sí, el Señor quiere que las habitaciones de su Espíritu Santo estén perfectamente limpias.  Y por eso, vino Cristo para hacerlo verdad.  La importancia de la Encarnación, el hecho que en la humana Jesús, hijo de María, Dios se ha unido con la humanidad, es esto:  Está en Cristo donde encontramos nuestra habitación limpia con Dios.  Él es nuestro lugar santísimo, nuestro acceso al Padre, nuestra garantía de ser declarados justos ante el juzgado de la eternidad.     
     Mensajeros son fieles cuando sus sermones tienen estas dos realidades claramente declaradas:  primera, la culpa y el pecado de todos los hombres, que merecen el castigo de Dios, y segunda, la gracia y amor y salvación de Dios, ofrecidas gratuitamente en el perdón de pecados.  Las encontramos en Cristo mismo, en los medios donde Él nos ha prometido reunirse con nosotros:  en su Palabra, en su Bautismo, en su Absolución, y en su Santa Cena.  Es como dice San Pablo en nuestra epístola de hoy, que él iba a las sinagogas y las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.   Arrepentimiento y fe.  Ley y Evangelio.  Esto es el mensaje de San Pablo, de San Pedro, de Juan el Bautista, y del mismo Jesucristo durante su ministerio.  Es el mensaje de todos predicadores fieles.  
     Todo esto, tú ya sabes.  O salvación eterna o condenación eterna, esta es la diferencia entre escuchar a los predicadores fieles, o a los predicadores falsos.  ¿Pero, hay diferencia para la vida hoy en día?  Nuestro destino eterno debería ser bastante razón, pero somos débiles.  Queremos recibir ahora alguna bendición de la fe verdadera.  Y, quizás a veces vivir la vida cristiana no nos parece tanto como bendición. 
     Ser un cristiano fiel no te hace muy popular.  No es fácil vivir como las cosas más importantes y valiosos en esta vida son Cristo y su mensaje.  No es fácil, y el mundo piensa que esta idea es locura. 
     Pero sí, oír y agarrarse a la predicación pura de la Ley y Evangelio es muy valioso para hoy.  Porque cuando entendemos lo que Cristo nos ha dado, lo que Cristo nos ha hecho en su vida y en su Cruz, cuando sabemos quiénes somos en Él, entonces, la vida va diferentemente. 
     Mientras todo el mundo está buscando una identidad buena, comprando tatuajes y cambiando los piercings y el color de pelo y aun, supuestamente, el género, tú tienes el Nombre de Dios Altísimo, impuesto en ti en tu bautismo.  Es la identidad buena que dura eternamente.
     Mientras el mundo no tiene una respuesta a la culpa y el rencor y la lucha para poder y prestigio que dominan la vida normal, tú tienes el perdón de Cristo, el don de su Espíritu, y el amor de su Padre. 
     Mientras el mundo solo piensa en hacer buenas obras cuando es fácil, y va a recibir algo en recompensa, tú estás tan abrumado con el amor de Dios, que estás libre a servir y amar a tu familia, tus vecinos, y aun a desconocidos, porque estás seguro en el amor y el cuidado de Cristo.  Además, disfrutas del amor de tus hermanos en Cristo, tus hermanos y hermanas en la fe, todos que comparten la misma Palabra fiel de la boca del Señor.  Aunque esparcidos, ellos son una familia nueva para ti, una comunidad de amor y ayuda, listos a ayudarte hoy, y cuandoquiera que necesites. 


     No puedo decir que la vida del cristiano es siempre fácil, ni tampoco deberíamos pensar que no vamos a sufrir por la fe.  Pero sí, vale la pena, para la promesa de la vida eterna, y la paz que puedes disfrutar hoy mismo, porque en Cristo Jesús, tu Salvador, ya tienes la Paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, y que guarda vuestros mentes y corazones, hoy, y hasta la vida eterna, Amen.

SALUTACIÓN y la COLECTA DEL DÍA:
P:  El Señor sea con vosotros.          
C:  Y con tu Espíritu.                                                                                        2 Timoteo 4:22, Rut 2:4
P:  Oremos.
     Oh Señor, danos tu Espíritu para pensar y hacer siempre lo que es bueno, a fin de que nosotros, que no podemos hacer nada bueno sin ti, siendo habilitados por tu Espíritu podamos vivir de acuerdo a tu voluntad; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos, Amén      

Saturday, July 16, 2016

Buena Comida - Good Food

Septimo Domingo después de Trinidad, 10 de Julio, A+D 2016
Buena Comida/Good Food – Génesis 2:7 – 17, Romanos 6:19 - 23, San Marcos 8:1 - 9

     Buena comida.  ¿De qué piensas cuando digo: buena comida?  Quizás un melocotón, amarillo y rosado, firme al principio, y luego, la pulpa, jugosa y dulce, derritiendo en tu boca.  Estás cuidadoso de capturar cada gota, porque es tan delicioso.  O quizás prefieres una manzana, fresca y crujiente, un lujo ruidoso de comer, que da placer a tu sabor, y también limpia tus dientes.  O pan caliente, llena de sabor y valor nutritivo, para tu cuerpo y para tu espíritu.  Buena comida.  


     Good food. What do you think of when I say: good food? Perhaps a peach, yellow and pink, firm at first, and then the pulp, juicy and sweet, melting in your mouth. You are careful to capture every drop, because it is so delicious. Or perhaps you prefer an apple, fresh and crisp, a noisy luxury of eating, which gives pleasure to your taste, and also cleans your teeth. Or warm bread, full of flavor and nutritional value for your body and your spirit. Good food.

     El hombre, Adán, hecho vivo por el mismo aliento de Dios, podía comer libremente de las frutas de los árboles del jardín, de cada cual, excepto uno, libre para tomar y comer, él y su novia, libres a satisfacerse, comiendo buena comida, para la vida.  Aún estaban libres a comer desde el Árbol de Vida.  Imagínate, mordiendo en comida perfecta, maravillosa, sin defecto.  Cuando comemos las mejores comidas hoy, creo que tenemos una idea de tan bueno estaba todo para Adán y Eva.  También recibimos una idea de cuán bueno es Dios, y de cuanto el Señor quiere bendecirnos, proveyéndonos nuestro pan de cada día, buena comida que nos da gozo y alegría.

    The man, Adam, made alive by the very breath of God, could freely eat fruit from the trees in the garden, out of which, except one, free to take and eat, he and his bride, free to be satisfied, eating good food, for life. They were even free to eat from the Tree of Life. Imagine, biting into perfect, wonderful food, without blemish. When we eat the best meals today, I think we have a suggestion of how good everything was for Adam and Eve, and an idea of ​​how good God is, and of how much God desires to bless us, providing us our daily bread, good food which gives us joy and happiness.

    Dios todavía quiere bendecirnos con alegría pura.  Pero encontrar y gozar de buena comida es más complicado para nosotros hoy en día, ¿no?  Cuando la encontramos, nos encanta la dulzura, el crujido, el caliente y la salubridad.  Pero nuestra comida no es siempre tan buena.  Habiendo experimentado la buena, sufrimos una poca caída, en la decepción de un melocotón árido y arenoso, o la manzana con lesiones escondidos, que parece bueno por afuera, pero dentro está podrida, o aún peor, llena de gusanos.  El pan puede ser maravilloso, pero de pronto puede cambiar en estar muy duro, o cubierto en moho. 

    God still wants to bless us with pure joy. But finding and enjoying good food is more complicated for us today, right? When we found it, we love the sweetness, the crunch, the warmth and the healthiness. But our food is not always so good. Having experienced the good, we suffer a little fall in the disappointment of an arid and sandy peach, apple with hidden bruises, which looks good on the outside, but inside is rotten, or even worse, full of worms. Bread can be wonderful, but can quickly can turn very hard, or be covered in mold.

     Conocemos y deseamos la comida buena y fresca, pero también conocemos la árida, pútrida y arruinada.  Y no solo en nuestra comida, pero en nosotros mismos.  De verdad, hoy no experimentamos mucha hambre física.   Nuestro acceso a buena comida es una maravilla de la edad actual.  Pero hay otras causas y tipos de hambre.  A veces, la enfermedad o un trauma emocional nos roban del apetito.  Un cáncer puede tomar control de las señales de tu cuerpo, haciendo toda comida insípida, incomible.  Tenemos más que suficiente agua y bebidas, pero una enfermedad, o la medicina con que se la trata, pueden crear una sed increíble en nosotros, que no se sacia, aunque tú bebes litros de agua.  Y, para algunos, hay una sed para alcohol, o un hambre para drogas, sensaciones que sabes que te están matando, pero, sin embargo, todavía quieres beber y tomar.  

   We know and wish for good and fresh food, but also know the arid, putrid and ruined. And not just in our food, but in ourselves. Indeed, today we do not experience much physical hunger Our access to good food is a wonder of the current age. But there are other causes and types of hunger. Sometimes illness or emotional trauma steal our appetite. A cancer can take control of your body signals, making all our food tasteless, inedible.  We have more than enough water and drinks, but illness or the medicine that treats is, can create an incredible thirst in us. Although you drink liters of water, your thirst is not sated. And for some, there is a thirst for alcohol, or a hunger for drugs, feelings that you know are killing you, but yet you still want to drink and take.

     El miedo puede darnos nudos en el estómago, quitándonos del apetito.  ¿Conoces miedo?  ¿Has experimentado miedo, de un hombre violento, o de las alturas?  Hay miles de amenazas en el mundo, algunos verdaderos y otros solo de percepción.  Cuando hemos hecho algo mal, o vergonzoso, tenemos miedo de ser descubierto, avergonzado, deshonrado, o perseguido.  Conocemos el miedo para nosotros mismos, y muchas veces peor, conocemos el miedo para nuestros amados.  Aunque la mayoría de los días de la vida nuestra en 2016 están llena de bendiciones, sabemos que la vida es breve, fugaz, efímera.  Es decir, sabemos un poco de la muerte, aun si es solo desde el televisor, mirando al caos que ocurre en una gran parte del mundo, atentados en aeropuertos, accidentes de aviones y automóviles y trenes, víctimas, enfermos y pobres de todos lados. 

    Fear can give us knots in the stomach, taking away our appetite. Do you know fear? Have you experienced fear of a violent man, or of heights? There are thousands of threats in the world, some true and some only perceptions. When we have done something wrong or embarrassing, we are afraid of being caught, embarrassed, shamed or persecuted. We know fear for ourselves, and often worse, we know the fear for our loved ones.  Even though most days of our life in 2016 are full of blessings, we know that life is short, fleeting, ephemeral. That is, we know a little death, even if it's just from the TV, watching the chaos that occurs in much of the world, attacks on airports, aircraft accidents and cars and trains, victims, the sick and poor all around.

     Vemos los males en el televisor, y nos da miedo.  Pero es mucho peor cuando el mal o la muerte te vienen cercano.  Y para cada uno de nosotros, si esto ya no nos ha ocurrido, va a venir.  Y cuando viene, no vamos a querer la comida buena, ni tampoco tendremos ganas de comer nada, porque estaremos llenos con el pan de lágrimas. 
 
     We see the evils on the TV, and it frightens us. But it is much worse when evil or death will come close to you.  And for each one of us, if this has not already happened to us, it is coming. And when it comes, we're not going to want good food, nor will we want to eat anything because we will be filled with the bread of tears.

     El pan de lágrimas nos puede llenar en momentos y contextos inesperados. Aunque nuestras vidas tienen muchas bendiciones, la sombra de muerte y tristeza puede caernos en cualquiera situación. 
     Como en nuestros trabajos.  A veces hay gozo en trabajar, pero cada puesto de trabajo tiene sus maldades.  Un día laboral puede ser bueno, y el próximo monótono, o llena de conflicto, rencor o amargura. 
     Pero si el trabajo es difícil, siempre tenemos la familia, ¿no?  Nuestras familias siempre son todo de bendición, sin problemas, ¿Sí?  O quizás tu familia es más normal, es decir, tu familia sufre también de heridas, injurias y pecados.  Podemos herir más a los amados que a los desconocidos, porque conocemos las debilidades y los fallos dentro de la familia.  Y los familiares conocen a tuyos. 
     Por desgracia, todos los problemas en la familia vienen desde los desafíos en el matrimonio, la relación de una sola carne, entre un hombre y una mujer, creado por Dios para ser nuestra relación más íntima en toda la vida terrenal.  Sin embargo, debido al estado de la humanidad, el matrimonio es también el pozo de donde a veces sacamos las penas más profundas.

     The bread of tears can fill us in moments and unexpected contexts. Although our lives have many blessings, the shadow of death and sadness can fall upon us in any situation.
     Like in our work. Sometimes there is joy in work, but every job has its evils. One work day can be good, and the next monotonous, or full of conflict, resentment or bitterness.
     But if the work is difficult, we always have family, right? Our families are always all of blessing, without problems, okay? Or maybe your family is normal, that is, maybe your family also suffers from wounds, insults and sins. We can hurt our loved ones more than strangers, because we know the weaknesses and failures within the family. And your family knows yours.
     Unfortunately, all family problems come from the challenges in marriage, the one flesh relationship between a man and a woman, created by God to be our most intimate relationship in all our earthly life. However, the state of humanity, marriage is also the well where we sometimes get the deepest sorrows.

     No quiero denegar que la vida a veces sea fantástica.  Pero nunca apartamos muy lejos de la sombra de la culpa, el miedo, y el deshonor.  Tenemos nuestros fracasos, los conocidos a todos, y los peores, que solamente nosotros los conocemos.  Demasiado a menudo, sufrimos de pecados sobre los cuales pensamos que no podemos hablar con cualquier persona.  Todos estos nos dan nudos en el estómago, y nos quitan el apetito.  Los buenos dones de Dios se cambian a ser pútridos, conflictivos, lleno de moho, y sin sabor. 

    I do not want to deny that life sometimes is fantastic. But never get very far away from the shadow of guilt, fear, and dishonor. We have our failures, known to all, and, the worse ones, that only we know. Too often, we suffer from sins about which we think we cannot talk to anyone. All these give us knots in the stomach, and take away our appetite. Good gifts of God are changed to be putrid, conflicted, full of mold, and tasteless.

     Necesitamos buena comida que dura.  Queremos la vida buena, como la creó Dios.  Pensamos que la vemos.  Casi podemos notar su sabor en las cosas buenas de este mundo.  Pero no podemos agarrarla.  No podemos mantenerla.  Aunque muchos no se dan cuenta, la realidad es que cada uno tienen hambre, y una sed grande para la vida, una necesidad para el aliento de Dios, sin que morimos lentamente.  Y todo este molestia, necesidad y tristeza tuvo su comienzo en una fruta, la que Adán comió, aunque Dios se lo había prohibido.  La mujer, su esposa, fue engañada, y a pesar de que Adán no fue creado para seguir, ella le condujo a pecar, a tomar y comer, y a través de ese trozo de fruta, a recibir el hambre, la putrefacción, la tristeza, y la muerte.  Porque la paga del pecado, como Dios le hubo explicado a Adán tan claramente, es muerte.    

   We need good food that lasts. We want the good life, as it was created by God. We think we see it. We can almost feel its taste in the good things of this world. But we cannot catch it. We cannot keep it. Although many do not realize, the reality is that everyone is hungry, and a big thirst for life, a need for the breath of God, without which we die slowly. And all this trouble, need and sorrow had its beginning in a fruit that Adam ate, although God had forbidden him. The woman, his wife, was deceived, and although Adam was not created to follow, she led him to sin, to take and eat, and through that piece of fruit to receive hunger, putrefaction, sorrow, and death.  For the wages of sin, as God had explained to Adam so clearly, is death.

     Jesús sabía que ibas a ser privado de la Comida de Vida.  De hecho, para mostrar su compromiso a nosotros, Él empezó su ministerio con una huelga de hambre, ayunando en el desierto 40 días luego de su Bautismo.  Jesús ayunó y sufrió hambre, para herir a la serpiente, para demostrarle que sí, hay un hombre quién denegaría su tentación.  Jesús ayunó para unir contigo en tu hambre, lo que Él había llegado para llenar.  Jesús sabía que ibas a ser privado de la verdadera comida buena, y por eso sopló sobre la multitud, hablando y enseñando y mostrando compasión.  Jesús sopló, porque es el modo en que los humanos hablan, espirando sobre nuestras cuerdas vocales.   

    Jesus knew you would be deprived of the Food of Life. In fact, to show his commitment to us, he began his ministry with a hunger strike, fasting in the desert 40 days after his baptism.  Jesus fasted and starved, to wound the serpent, to show him that yes, there is a man who would deny his temptation.  Jesus fasted in order to join you in your hunger, which He had come to fill. Jesus knew you would be deprived of the true good food, and so He breathing over the crowd, speaking and teaching and showing compassion. Jesus breathed, because it is the way humans speak, exhaling on our vocal cords.

     Conque Jesús, Dios hecho carne, sopló, espiró, anunciando palabras de paz, proclamando el Pan del Cielo.  Soplando, Jesús dijo:  Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos… Y Él les preguntó a los discípulos: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete. … y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud... Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas. Eran los que comieron, como cuatro mil; y los despidió.

   So Jesus, God made flesh, breathed out, announcing words of peace, proclaiming the Bread of Heaven. Breathing out, Jesus said, I have compassion on the multitude, because they are with me three days ago, and have nothing to eat; and if I send them home hungry, they will collapse on the way, because some of them have come from afar ... And He asked the disciples: How many loaves do you have? They said, Seven. ... And took the seven loaves, gave thanks, he broke them, and gave to his disciples to set before them; and they put them ahead of the crowd ... And they ate and were satisfied; and they picked up the pieces left over, seven baskets. They that had eaten were about four thousand; and he dismissed them.

     Jesús los despidió, llenos de comida buena, sus espíritus llenos con la Palabra de su Promesa, y sus estómagos llenos con su pan, que ofrece la esperanza de otra promesa.  Porque el Alimentación de los Cuatro Mil es una prefiguración del último cumplimiento de cada cena de esperanza escrito en la Biblia, el cumplimiento final de la necesidad más grande de la humanidad.  Teniendo compasión de todas las naciones, Jesús, en la noche en que fue entregado, tomó pan, y habiendo dado gracias, lo transformó en su Santa Cena, la comida y la bebida de la vida eterna, el Cuerpo roto en la Cruz, la Sangre derramada para lavar todos los pecados del mundo, cada pecado, desde el primer bocado de Adán, hasta tu último fracaso.  Buena comida, de verdad.   

   Jesus sent them away, full of good food, their minds filled with the word of his promise, and their stomachs filled with bread, which offers hope of another promise. Because Feeding the Four Thousand is a foreshadowing of the ultimate fulfillment of every dinner of hope written in the Bible, the ultimate fulfillment of the greatest need of mankind. Having compassion for all the nations, Jesus, on the night he was betrayed, took bread, and when he had given thanks, he transformed it into his sacrament, food and drink of everlasting life, His body, broken on the Cross, His blood, shed to wash away all the sins of the world, every sin, from the first bite of Adam, until your last failure. Truly good food.

     Por la obra del Espíritu Santo, oyes de esta comida, y tienes hambre y sed.  Por la gracia de Dios, nos arrepentimos de nuestros muchos pecados, huyendo de ellos y la condenación que llevan, acercándonos a la Mesa del Perdón.  Por oír la ley y el evangelio, soplado de la boca de Cristo, tenemos hambre y sed de justicia.  Nos atrevemos acercar a Dios porque sabemos que Cristo vivió para cumplir toda justicia en nuestro lugar, y ha llevado nuestro castigo en su Cruz, donde en amor Él destruyó todo el poder del Diablo y del pecado, una vez para todos. 

    By the work of the Holy Spirit, you hear of this meal, and you hunger and thirst. By the grace of God, we repent of our many sins, fleeing from them and condemnation they bring, approaching the Table of Forgiveness. By hearing the law and the gospel, breathed out from the mouth of Christ, we hunger and thirst for righteousness. We dare to approach God because we know that Christ lived to fulfill all righteousness in our place, and has taken our punishment on His Cross, where in love He destroyed all the power of the devil and sin, once for all.

     Ahora tenemos la justicia y la vida de Dios, en Cristo, presente hoy para ti, en su Santa Palabra, en las buenas noticias de perdón y vida eterna, y presente en esta comida simple, pero milagrosa, en que encontramos Dios mismo, en el cuerpo y en la sangre, nuestra comida de vida eterna.


   Now we have justice and life of God in Christ, present today for you in His Holy Word, the good news of forgiveness and eternal life, and present in this simple but miraculous meal, in which we find God Himself, in the body and blood, our food of eternal life.

     Venid, probad y ved que el Señor es bueno, y ya no tendréis hambre ni sed, desde ahora, y hasta siempre, en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén. 


   Come, taste and see that the Lord is good, and no longer shall you hunger or thirst, from now until forever, in the Name of the Father and of the Son and of the Holy Spirit, Amen.