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Sunday, July 1, 2018

Callaos; Echad la Red; No Teméis. (English version after the Spanish)


Quinto Domingo después de Trinidad
Callaos; Echad la Red; No Teméis.
     ¡Qué maravilla!  Durante muchos siglos el Espíritu Santo iba guiando a la Iglesia en la elección de nuestras lecturas de hoy.  Y todo el tiempo, tenemos que decir que el Señor tenía su ojo en este domingo, y en nuestra iglesia, para proveernos un conjunto de lecturas, lo cual llamamos “los propios del día,” que hablarían precisamente a nuestra situación actual.  
     No veo otra posibilidad.  Fíjate como nuestros “propios” de hoy aplican a nuestra actualidad como iglesia misional. 
     En nuestra lectura del A.T., tenemos a Elías, un predicador fuertísimo, audaz y poderoso en su ministerio, pero ahora agotado, desesperado, escondido en una cueva, buscando una salida de su vocación.  Elías solo pudiera ver su situación fatal; aparentemente no sabía que Dios estaba guardando todavía 7.000 Israelitas fieles. 
     Me pregunto si los 7.000 conocían los unos a los otros, o si ellos también, por causa de la soledad, apenas se aferraban a la fe.  Los 7.000 fueron unos pocos, esparcidos entre tanta gente, parientes y amigos, llamados igualmente por el Señor, pero gente que había salido del camino recto, siguiendo dioses falsos.
     Gracias a Dios, oímos también de las próximas generaciones de predicadores, de Eliseo, un joven que iba a continuar el trabajo, después de Elías.  Y, un milenio más tarde, de San Lucas, oímos de la vocación por Jesús mismo de Simón Pedro, un hombre maduro, que no buscaba una vocación nueva.  Oímos como el Señor escogió a este hombre común y simple, un hombre quien fue, según nuestro entendimiento, poco preparado para ser un predicador.  Pero, el Señor le escogió, y a sus compañeros, Juan y Jacobo.  “Te haré un pescador de hombres,” dice Jesús a Pedro, y por lo tanto, así es como es, no importa lo que pensemos.
     ¿Y qué de nuestra situación?  Seguramente, durante los 18 años de la misión, los luteranos en España se han regocijado en mucho; nunca deberíamos olvidar las alegrías.  Y no creo que queramos comparar nuestra situación a la de Elías e Israel, sufriendo bajo los ataques de los reyes malvados Acab y Jezabel.  No hemos sufrido así.  Pero la historia de la Iglesia Luterana en España tampoco ha sido fácil. 
     Creo que nuestros miembros, diseminado por todas partes de España, sepan algo de ser aislados y poco conectados. 
     También tenemos predicadores sirviendo en varias etapas del ministerio.  Tenemos por ejemplo: 
·       Un nuevo pastor, intentando descubrir el patrón de su ministerio, recientemente ordenado, pero a la vez, el hermano mayor de todos nuestros pastores. 
·       Un pastor con experiencia, que durante algunos años llevó mucha carga sin mucha ayuda, intentando servir entre golpes y fracasos fuera de su control.  Y estos dos, como San Pablo, realizan su servicio pastoral mientras también trabajan a tiempo completo.  
·       Para acompañarlos y ayudarlos, tenemos dos norteamericanos, todavía luchando para dominar el idioma, y comprender la cultura.  
     Finalmente, tenemos tres seminaristas, cada uno siguiendo un camino distinto al ministerio pastoral.  Tenemos:
·       Uno en formación “a distancia,” buscando tiempo para hacer las clases por internet, mientras trabajando, y siendo padre, y esposo… y catequista… y líder de una congregación. 
·       Otro hombre con mucha experiencia pastoral, pero en una iglesia distinta, un hombre familiarizado con luchas dentro del pueblo de Dios, entrando ahora mismo en un año más de formación intensiva, mientras continúa buscando opciones laborales que pudieran dejarle tiempo para servir a su nueva iglesia. 
·       Y finalmente, un joven, un hombre quien, para conseguir la mejor formación pastoral, está saliendo de su país, su cultura, y su entorno familiar, para realizar un vicariato con una congregación dominicana, y algunos estudios en el nuevo seminario luterano en Santiago.  
         Y todo este esfuerzo misional se ha realizado en España, donde mucha gente no quieren nada más que salir completamente de la iglesia, y otros que entienden un luterano como algo raro, pero más o menos igual a un pentecostal, un bautista, o aun igual a un mormón, o un testigo de Jehová.     
     Como decía el Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén, “nada hay nuevo debajo del sol.”  (Eclesiastés 1:9b)  El fiel predicador y los creyentes siempre van a recibir el rechazo de los sabios del mundo, que no quieren oír nada que no conforme a su entendimiento.  Más bien, demandan que la teología sometan a las últimas modas y los deseos bajos de los hombres, por ejemplo, cualquier de las muchas religiones de auto-justificación, o la religión secular de hoy, el cientificismo materialista y evolucionista, o la religión popular de la libertad sexual.
    El fiel predicador y los creyentes también sufrirán de los que solo quieren aceptar demostraciones de poder obvio, los que quieren encontrar a Dios en el viento que quiebra peñas, o en terremotos o en fuego ardiente, es decir, por ejemplo, ellos que buscan a Dios en grandes edificios, instituciones razonables y eficaces, o en movimientos populares. 
     Pero el Señor solo da a sus predicadores un silbo delicado, una predicación de locura.  Según las preferencias del mundo, la palabra de la Cruz, aunque la gritamos de las azoteas, no tiene más importancia que un susurro, menos poder que un murmullo de un niño.  Pero, lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.  Y por eso, predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.      
     Y, mientras predicamos y escuchamos a Cristo crucificado, aprendemos que nuestro Siervo Sufriente siempre ha sido con su iglesia, con sus creyentes, dondequiera se han sido encontrado.  El Señor siempre estaba con Elías y todos sus profetas, perseguidos por gobernantes viles y líderes religiosos diabólicos, hasta que Jesús mismo fue ejecutado por personas iguales. 
     El Señor estaba morando por la fe en el corazón de cada uno de los 7.000 fieles, agarrando a ellos en los momentos cuando su fe desmayaba, guardándolos para la vida eterna.  Fue el compromiso de Dios a ellos por la promesa de la circuncisión, y es su compromiso a vosotros, por la promesa mejor de vuestro bautismo, que es la circuncisión hecho no por manos humanas, sino la circuncisión del corazón, hecho por el Espíritu Santo. 
     El Cristo siempre estaba con Pedro, corrigiéndole y enseñándole como pescar, y al final, tomando su título de “hombre pecador,” colgando en la Cruz no como solo un pecador más, sino sufriendo allí como “el pecador de pecadores.”  Jesús fue completamente sin pecado, pero en amor, aceptó, para Pedro, y para nosotros, toda la deuda y todo el pecado que nos separaban de su Santo Padre.  No teméis: con, por, y en Cristo, tenéis pleno perdón y toda la bendición de Dios, eternamente. 
     Ciertamente hoy, por la Palabra designada, el Espíritu Santo tiene un mensaje particular para nosotros, los miembros y servidores de la Iglesia Evangélica Luterana Española:  Callaos; Echad la Red; y No Teméis.
     Callaos.  Cuando sentimos aislados, olvidados, o perseguidos, cuando dudamos nuestra vocación como cristianos, o cuando pastores actuales o futuros dudan la validez de su vocación para predicar, el Señor nos dice:  Callaos. Tranquilizaos. 
     Callaos, y escuchad mi voz apacible, la locura de la Palabra de la Cruz.  No es una palabra poderosa según el poder de hombres, pero tiene todo el poder de Dios, más que suficiente para llevarnos a la meta.  El Señor, crucificado y resucitado, es nuestra luz y nuestra salvación; ¿de quién temeremos?   
     Echad la red.  Cuando, por la falta del logro visible, lo cual nuestra carne pecaminosa siempre quiere ver, estamos tentados de diseñar un modo nuevo para crecer la Iglesia, el Señor nos manda:  Echad la red.  Echad la red que es red, es decir, echad la red que es la locura de la predicación de Cristo crucificado.  Echad la red del misterio de la promesa de la Santa Cena, y el lavamiento en agua que nos une a la muerte y la resurrección de Jesús.  Echad la red para el bien de los fieles creyentes, y también echadla a los perdidos.  Luego, dejad que el Señor llene su propio red, según su propio plan. 

     Y finalmente, no teméis.  El Señor, crucificado y resucitado, es nuestra luz y nuestra salvación; ¿de quién temeremos? Tendremos días de alegría, y días de lágrimas.  No os desmayéis ante dificultades, como si Cristo os hubiera abandonado.  Ni tampoco en los días buenos deberíais tener orgullo en vosotros mismos, como si habéis ganado algo por vuestro poder.  No teméis, sino recordad la Palabra de la Cruz, y hallad vuestro orgullo y confianza exclusivamente allí, porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios, y sabiduría de Dios.  Es nuestro sumo bien, y nuestra salvación completa, en el Nombre de Jesús, Amén.

Fifth Sunday after Trinidad
Be quiet; Throw the net; Do not fear.
     What a marvel! For many centuries the Holy Spirit was guiding the Church in the choice of our readings today. And all the time, we have to say that the Lord had his eye on this Sunday, and on our church, to provide us with a set of readings, what we call "the propers of the day," that would speak precisely to our current situation.

     I do not see another possibility. Look at how our “propers” today apply to our present reality as a missionary church.

     In our reading of the OT, we have Elijah, a strong preacher, audacious and powerful in his ministry, but now exhausted, desperate, hidden in a cave, looking for a way out of his vocation. Elijah could only see his fatal situation; apparently he did not know that God was still guarding 7,000 faithful Israelites.

     I wonder if the 7,000 knew each other, or if they too, because of loneliness, barely clung to the faith. The 7,000 were a few, scattered among so many people, scattered among relatives and friends, also called by the Lord, but people who had strayed from the straight path, following false gods.

     Thank God, we also heard from the next generations of preachers, of Elisha, son of Safat , a young man who was going to continue the work, after Elijah. And, a millennium later, from St Luke, we heard about the calling by Jesus himself of Peter, a mature man, who was not looking for a new vocation. We hear how the Lord chose this common and simple man, an man who, according to our understanding, was unprepared to be a preacher. But the Lord chose him, and his companions, John and James. I will make you a fisher of men, says Jesus to Simon Peter, and so, that's how it is, it does not matter what we think.

     And what of our situation? Surely, during the 18 years of the mission, the Lutherans in Spain have rejoiced in much; we should never forget the joys. And I do not think we want to compare our situation to that of Elijah and Israel, suffering under the attacks of the evil kings Ahab and Jezebel. We have not suffered like that. But the history of the Lutheran Church in Spain has not been easy either.

     I believe that our members, scattered throughout Spain, know something about being be isolated and barely connected. 

     We also have preachers serving in various stages of the ministry. We have for example:
  • A new pastor, trying to discover the pattern of his ministry, recently ordained, but at the same time the older brother of our pastors. 
  • An experienced pastor, who for years carried a lot of burden without much help, trying to serve between blows and failures beyond his control. And these two, like Saint Paul, doing their pastoral service while also working full time.
  • To accompany and help them, two Americans still struggling to master the language, and understand the culture.
     Finally, we have three seminarians, each one following a different path to the pastoral ministry.
  • One in formation "at a distance," looking for time to do the classes online, while working, and being a father, and husband ... and catechist ... and leader of a congregation.
  • Another one with a lot of pastoral experience, but in a different church, a man familiar with struggles within the people of God, entering now in another year of intensive formation, while continuing to look for work options that could leave him time to serve his new church.
  • And finally, a young man, a man who, to get the best pastoral formation, is leaving his country, his culture, and his family environment, to make a vicariate with a Dominican congregation, and some studies in the new Lutheran seminary in Santiago.
     And all this missionary effort has been carried out in Spain, where many people
want nothing more than to leave the church completely, and others that understand a Lutheran as something strange, more or less equal to a Pentecostal, a Baptist, or even the same as a Mormon, or a Jehovah´s Witness.

     As the Preacher, son of David, king in Jerusalem, said, "there is nothing new under the sun." (Ecclesiastes 1: 9b) The faithful preacher and the believers will always find the rejection of the wise men of the world, who do not want to hear anything that does not conform to their understanding.  Rather, they demand that theology submit to the latest fashions and the base desires of men, for example, any of the many religions of self-justification, or the secular religion of today, the materialistic and evolutionary  scientism, or the popular religion of sexual freedom.

     The faithful preacher and the believers will also suffer from those who only want to accept demonstrations of obvious power, those who want to find God in the wind that breaks rocks, or in earthquakes or in burning fire, that is, for example, those who seek God in great buildings, reasonable and effective institutions, or popular movements.

    But the Lord only gives his preachers a delicate whistle, a preaching of madness. According to the preferences of the world, the word of the Cross, although we shout it from the rooftops, has no more importance than a whisper, less power than a murmur of a child. But the foolishness of God is wiser than men, and the weakness of God is stronger than men. And so, we preach Christ crucified, for the Jews a stumbling block, and for the Gentiles foolishness; but for those who are called, both Jews and Greeks, Christ the power of God, and the wisdom of God.      

     And, as we preach and listen to the crucified Christ, we learn that our Suffering Servant has always been with his church, with his believers, wherever they had been found. The Lord was always with Elijah, persecuted by vile rulers and diabolical religious leaders, until Jesus himself was executed by equals.

     The Lord was dwelling by faith in the hearts of each of the 7,000 faithful, holding on to them at those times when their faith fainted, saving them for eternal life. It was His commitment to them by the promise of circumcision, and it is his commitment to you, by the better promise of your baptism, which is the circumcision made not by human hands, the circumcision of the heart, made by the Holy Spirit.

      The Christ was always with Peter, correcting and teaching him, and in the end, taking his place, and his title of sinful man, hanging on the Cross not as just another sinner, but suffering there as a sinner of sinners. Jesus was completely without sin, but in love, he accepted, for Peter, and for us, all the debt and sin that separated us from his Holy Father. Do not fear: with, for, and in Christ, you have full forgiveness and all the blessing of God, eternally.

     Today, by the appointed Word, the Holy Spirit has a particular message for us, the members and servants of the Evangelical Lutheran Spanish Church: Be Quiet; Cast the Net; and Do not Fear.

     1. Be Quiet:  When we feel isolated, forgotten, or persecuted, when we doubt our vocation as Christians, or when current or future pastors doubt the validity of their vocation to preach, the Lord tells us: Be quiet. Calm down.
     Be still, and listen to my peaceful voice, the madness of the Word of the Cross. It is not a powerful word according to the power of men, but it has all the power of God, more than enough to take us to the goal. The Lord, crucified and risen, is our light and our salvation; Whom shall we fear?  

     2. Cast the Net:  When, because of the lack of visible achievement, which our sinful flesh always wants to see, we are tempted to design a new way to grow the Church, the Lord commands us: Cast the net. Cast out the net that is my net, that is, cast the net that is the folly of the preaching of the crucified Christ. Cast out the net of the mystery of the promise of the Holy Supper, and the washing in water that unites us to the death of Jesus, and also to his resurrection. Cast out the net for the good of the faithful believers, and also cast it out to the lost. Then, let the Lord fill his own net, according to his own plan.


     3.  Do not fear. The Lord, crucified and resurrected, is our light and our salvation; Whom shall we fear? You will experience days of joy, and days of tears. Do not lose heart in the face of difficulties, as if Christ were leaving you. Nor in the good days should you take pride in yourself, as you have gained something by your own power. No, remember the Word of the Cross, and seek your pride and confidence exclusively there, because the word of the cross is madness to those who are lost; but to those who are saved, that is, to us, it is the power of God, and the wisdom of God. It is our highest good, and our complete salvation, in the Name of Jesus, Amen.  


Monday, July 25, 2016

La Verdadera Palabra de la Boca del Señor

Octavo Domingo después de Trinidad

SALMO                                                    Salmo 48                     
ANTIGUO TESTAMENTO                  Jeremías 23:16-29
EPÍSTOLA                                              Hechos 20:17-38 
EVANGELIO                                          San Mateo 7:15-23 

SERMÓN   15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.  16 Por sus frutos los conoceréis.
     Instrucciones simples.  Guardaos de los falsos profetas, y Jesús aún nos dice como reconocerlos:  Por sus frutos.  ¿Y qué son los malos frutos de los profetas falsos?  Jesús dice que van a llamar al Cristo como Señor, echar demonios en el Nombre del Señor, profetizar en el nombre de Cristo, hacer milagros en el nombre de Jesús…
     ¿Qué dijo el Señor?  ¿No son buenas obras, llamar al Cristo públicamente como Señor, profetizar, o predicar en su nombre, o al menos echar demonios y hacer milagros en el nombre de Cristo?  ¿Cómo es posible que Dios no quiere estas obras?

     Estas obras no son verdaderamente buenas, ni tampoco ninguna otra obra es buena, si el mensaje que las acompaña es falso.  Si estas obras no proceden de una proclamación de la fe verdadera, que solamente confía para justicia y salvación en Cristo y su gran obra salvadora, entonces son malas obras, del diablo, no de Dios.  Porque todo que no proviene de fe, es pecado. (Romanos 14:23)    
     Todas nuestras lecturas de hoy hablan del mismo tema:  el requisito del Señor que sus predicadores hablen la verdad, toda la verdad, y nada excepto la verdad.  Como dice San Pablo, los predicadores deben anunciar “todo el consejo de Dios.”   No deberían anunciar sus propios pensamientos, como hicieron los profetas a quienes Dios condenó a través de la boca de Jeremías:  16 Escucha otra vez: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová… 28 El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová.  29 ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
Qué raro, y difícil.  Hay en esto varias preguntas para nosotros:
¿Por qué son tan populares los profetas falsos y los predicadores malos? 
   ¿Qué es el problema con su mensaje?
            ¿Qué es la Palabra verdadera de la boca del  
                         Señor? ¿Cómo podemos reconocerla?
            ¿Qué significa todo esto para nuestras vidas, 
                                                            en la edad que viene, y hoy? 
     Los profetas falsos son lobos vestidos como ovejas, son enemigos del Señor, son condenados, junto con todos que creen en sus mentiras.  Pero son tan populares.  ¿Por qué?  La verdad es que el crecimiento de la Iglesia verdadera es casi siempre lento, y las congregaciones que se agarran al puro evangelio son pequeñas históricamente.  Por el otro lado, las iglesias, cristianas en nombre, pero donde se predica una fe falsa, son muchas veces muy popular. ¿Por qué?
     Una gran parte del problema es nosotros, los oyentes, con nuestra comezón de oídos, nuestro deseo para maestros que conforman a nuestros deseos, (2 Timoteo 4:3).  Yo también, como ejemplo de un predicador, soy una gran parte del problema, porque en vez de un compromiso fuerte de ser fiel, por mi naturaleza tengo un deseo de ser popular, y estimado.  Y la verdad es que muchas veces los falsos profetas son más populares.  Así es:  podemos entender este obstáculo en las últimas palabras de nuestra lectura de Jeremías: dice Jehová ¿No es mi palabra como fuego, y como martillo que quebranta la piedra?  No la queremos esta palabra.  No queremos predicar ni escuchar el mensaje verdadero del Señor, porque es un martillo que quebranta nuestra confianza en nosotros mismos, y quema nuestro orgullo.  
     Un problema con el mensaje falso es que nos gusta oírlo.  Y, hay un problema aún más fundamental:  es falso, y la consecuencia de su falsedad es separación de Dios y condenación eterna.  Los lobos distorsionan la verdad de Dios, e ignoran a nuestra realidad espiritual.  Dicen los lobos:  cumplir la ley de Dios, en el modo que yo te explico, y seréis salvos.  Si fuéramos capaces de cumplir la ley de Dios, entonces la predicación de obras y la ley como camino de salvación sería verdad.  Pero no somos capaces.  Somos pecadores; necesitamos ser salvos.
     Esto no significa que la ley de Dios es mal, ni tampoco inútil en el día a día.  La ley es buena, y nuestras vidas son mejores cuando seguimos más cuidadosamente las instrucciones que Dios nos ha dado.  Pero tened cuidado, porque el diablo, y los profetas falsos, abusan esta verdad para engañarnos.  Está bien, hasta un punto, vivir una vida buena en este mundo. Pero la Palabra de Dios no quiere hablarnos de cómo podemos vivir una vida buena aquí, en este mundo que muere. Dios no está salvándonos para continuar en este mundo arruinado.  Él quiere salvarnos para el Reino de los Cielos.  Y el estándar para entrar en la presencia gloriosa de Dios es mucho más alto. 
    Sería más fácil entender el estándar de Dios con un ejemplo.  Voy a usar el estado de limpieza de las habitaciones de los luteranos jóvenes de España, como Titi y Sebastián, Juancho y Juanmi.  Yo puedo decir que sus habitaciones están limpias.  Como pastor, he visitado a casas de mucha gente, en dos continentes y en varios países.  Y puedo decir que las habitaciones de los luteranos jóvenes en España están limpias.  No sé quién debe recibir el crédito por eso, quizás los niños, o quizás las madres.  Pero seguramente, nadie pudiera quejar sobre su estado. 
     Excepto si íbamos a usarlas como salas de cirugía.  Por el estándar adecuado para habitaciones de hijos en la casa de sus padres, están más que aceptables, dignas de alabanza.  Pero por el estándar de servir como una sala de cirugía, con la necesidad de limpieza tan alta, la necesidad de ser antisépticas para evitar infecciones al paciente, las habitaciones están completamente sucias, inadecuadas para esta meta. 
     Los predicadores falsos pretenden que los estándares de justicia que sirven en este mundo también sirven en el Reino de Dios.  Ellos requieren que seamos más o menos honestos, amables, que no cometamos homicidio, no seamos siempre borrachos, que no salgamos con la esposa de otro hombre, etc.  Muy bien, con esta conducta, seremos buenos vecinos.  Pero no seremos puros como requiere el Señor, para entrar en su gloria.  El fuego consumidor de Dios quema toda iniquidad.  El martillo que quiebra las piedras es la ley divina y perfecta, y nosotros, con nuestra naturaleza pecaminosa, somos las piedras.  Como dice Jesús:  sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. (San Mateo 5:48)

     Finalmente, el problema con el mensaje de los profetas falsos es esto:  Si lo creemos, estamos perdidos.  Si creemos que las mentiras de los malos predicadores son verdaderas, entonces estamos rechazando a la verdad de Dios, su verdad sobre el pecado y los pecadores, y también la verdad sobre su salvación, la verdad sobre la persona y la obra del unigénito Hijo de Dios, Jesucristo, en quién hay el único camino para llegar al Padre.  Por lo tanto, necesitamos tener muy clara lo que es la Palabra verdadera de la boca del Señor, para que podamos reconocerla. 
     Hay dos partes principales.  Primera, no importa si parecéis limpios o si estáis obviamente sucios, no sois bastantes limpios.  Por las obras de la ley nadie será justificada, porque todos carecemos la perfección requerida.  Es posible ser una buena persona en los ojos del mundo, en el día a día, pero Dios quiere, y requiere, pureza perfecta, dentro y afuera, cada palabra, acción, y pensamiento.  Esto no lo hacemos. 
     Considera una cosa:  Si fue posible que pudiéramos ganar el amor de Dios por nuestras obras, entonces, ¿porque fue necesario la Cruz, la muerte de Jesús?  Cuando creemos que por nuestra propia santidad podemos alcanzar a la justicia de Dios, menospreciamos a Cristo y su gran obra.  Empezamos salir fuera de su grey, fuera de su iglesia. 
     Gracias a Dios, esto es solamente la primera parte del mensaje que viene de su boca.  Sí, el Señor quiere que las habitaciones de su Espíritu Santo estén perfectamente limpias.  Y por eso, vino Cristo para hacerlo verdad.  La importancia de la Encarnación, el hecho que en la humana Jesús, hijo de María, Dios se ha unido con la humanidad, es esto:  Está en Cristo donde encontramos nuestra habitación limpia con Dios.  Él es nuestro lugar santísimo, nuestro acceso al Padre, nuestra garantía de ser declarados justos ante el juzgado de la eternidad.     
     Mensajeros son fieles cuando sus sermones tienen estas dos realidades claramente declaradas:  primera, la culpa y el pecado de todos los hombres, que merecen el castigo de Dios, y segunda, la gracia y amor y salvación de Dios, ofrecidas gratuitamente en el perdón de pecados.  Las encontramos en Cristo mismo, en los medios donde Él nos ha prometido reunirse con nosotros:  en su Palabra, en su Bautismo, en su Absolución, y en su Santa Cena.  Es como dice San Pablo en nuestra epístola de hoy, que él iba a las sinagogas y las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.   Arrepentimiento y fe.  Ley y Evangelio.  Esto es el mensaje de San Pablo, de San Pedro, de Juan el Bautista, y del mismo Jesucristo durante su ministerio.  Es el mensaje de todos predicadores fieles.  
     Todo esto, tú ya sabes.  O salvación eterna o condenación eterna, esta es la diferencia entre escuchar a los predicadores fieles, o a los predicadores falsos.  ¿Pero, hay diferencia para la vida hoy en día?  Nuestro destino eterno debería ser bastante razón, pero somos débiles.  Queremos recibir ahora alguna bendición de la fe verdadera.  Y, quizás a veces vivir la vida cristiana no nos parece tanto como bendición. 
     Ser un cristiano fiel no te hace muy popular.  No es fácil vivir como las cosas más importantes y valiosos en esta vida son Cristo y su mensaje.  No es fácil, y el mundo piensa que esta idea es locura. 
     Pero sí, oír y agarrarse a la predicación pura de la Ley y Evangelio es muy valioso para hoy.  Porque cuando entendemos lo que Cristo nos ha dado, lo que Cristo nos ha hecho en su vida y en su Cruz, cuando sabemos quiénes somos en Él, entonces, la vida va diferentemente. 
     Mientras todo el mundo está buscando una identidad buena, comprando tatuajes y cambiando los piercings y el color de pelo y aun, supuestamente, el género, tú tienes el Nombre de Dios Altísimo, impuesto en ti en tu bautismo.  Es la identidad buena que dura eternamente.
     Mientras el mundo no tiene una respuesta a la culpa y el rencor y la lucha para poder y prestigio que dominan la vida normal, tú tienes el perdón de Cristo, el don de su Espíritu, y el amor de su Padre. 
     Mientras el mundo solo piensa en hacer buenas obras cuando es fácil, y va a recibir algo en recompensa, tú estás tan abrumado con el amor de Dios, que estás libre a servir y amar a tu familia, tus vecinos, y aun a desconocidos, porque estás seguro en el amor y el cuidado de Cristo.  Además, disfrutas del amor de tus hermanos en Cristo, tus hermanos y hermanas en la fe, todos que comparten la misma Palabra fiel de la boca del Señor.  Aunque esparcidos, ellos son una familia nueva para ti, una comunidad de amor y ayuda, listos a ayudarte hoy, y cuandoquiera que necesites. 


     No puedo decir que la vida del cristiano es siempre fácil, ni tampoco deberíamos pensar que no vamos a sufrir por la fe.  Pero sí, vale la pena, para la promesa de la vida eterna, y la paz que puedes disfrutar hoy mismo, porque en Cristo Jesús, tu Salvador, ya tienes la Paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, y que guarda vuestros mentes y corazones, hoy, y hasta la vida eterna, Amen.

SALUTACIÓN y la COLECTA DEL DÍA:
P:  El Señor sea con vosotros.          
C:  Y con tu Espíritu.                                                                                        2 Timoteo 4:22, Rut 2:4
P:  Oremos.
     Oh Señor, danos tu Espíritu para pensar y hacer siempre lo que es bueno, a fin de que nosotros, que no podemos hacer nada bueno sin ti, siendo habilitados por tu Espíritu podamos vivir de acuerdo a tu voluntad; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos, Amén