Wednesday, November 18, 2015

Nuestra Voz Contra el Mal


Rouault - Jesús antes Pilato
  Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí.   Pilato entonces le dijo: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz. San Juan 18:36-37

     Los atentados en Paris nos ofenden, nos confunden, nos asustan, y, nos exigen una respuesta.  Como dijo el mensaje que Erica compartió con nuestro grupo WhatsApp que se llama Luteranos en Madrid, (se puede ver el mensaje abajo, al fondo de este ensayo), no es correcto que seamos silenciosos en frente de estos actos salvajes.  Como humanos, como ciudadanos de países democráticos y libres, y especialmente como cristianos, viviendo libre en la gracia de Cristo, queremos y debemos, al menos, hablar contra este malvado. 

     No tengo una solución sencilla.  No sé el camino que deben seguir los líderes nacionales, ni como cada cristiano debe responder.  Pero sí tengo algunos pensamientos, algunas doctrinas bíblicas, que nos pueden ayudar pensar en lo que debemos hacer en este momento, y en cada día que nos da Dios en nuestras vidas. 

     Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo.  Sería fácil decir que las palabras de Jesús, dicho al gobernador Poncio Pilato, nos dan la regla que los cristianos no deben pensar o actuar en los asuntos de los reinos de la tierra.  Pero esto sería un error, porque también en la Santa Biblia Dios nos enseña: Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación.Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo. Romanos 13:1-4 

     También en Mateo 22 leemos: Entonces [Jesús] les dijo: Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.  Y otra vez, San Pablo dice: Exhorto, pues, ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:1-4

     Claramente, hay una diferencia grande entre el reino de dios y los reinos, o las autoridades, de este mundo.  Pero ambos son dones de dios, y como cristianos todavía viviendo en este mundo, tenemos responsabilidades a cada uno.  Podríamos estudiar esta doctrina por años, pero por ahora, intentaré a explicarla sencillamente.  Como Lutero enseñó, en el universo hay dos gobiernos, el gobierno de la mano derecha de dios, que es el reino de gracia que manifiesta en la iglesia de cristo, y el gobierno de la mano izquierda de Dios, que es su medio de limitar al mal en el mundo y proveer bienes a la gente.  Dios los completa por las autoridades gobernantes legítimas.  No hay salvación en el gobierno de la mano izquierda, solo limitación del mal y suministro de bienes al mundo.  Pero estos sirven al gobierno de la mano derecha, que es la Iglesia, porque la Iglesia puede proclamar el evangelio más cuando hay orden y paz.

     Entonces, es un deseo correcto cuando queremos que los gobiernos tomar decisiones y acciones para controlar entidades malvadas como el Daesh, (el Estado Islámico).  Y todos los ciudadanos cristianos, de acuerdo con su vocación, puede servir en este esfuerzo.  Un soldado cristiano puede servir en una guerra justa para controlar el malvado.  También, como ciudadanos en países democráticos, tenemos cada uno un papel en nuestro gobierno.  Es recto que usamos nuestra voz para llamar a los líderes que tomen acciones correctas.  Solo debemos tener cuidado que nuestras palabras y acciones en el servicio de las autoridades mundiales no rompen o deniegan la Palabra de Dios, y que no empecemos pensar que nuestra salvación depende en las cosas de este mundo.  Debemos orar para el gobierno, servirlo, y como ciudadanos en democracias, participar en el debate.  Pero nunca debemos engañar a nosotros mismos para pensar que vamos a quitar el mal del mundo.  Es posible limitar el mal con las fuerzas de hombres, pero no es posible quitarlo del mundo.  Esto no es posible porque dentro de todos nosotros hay deseos malvados, hay pecado.  Podemos y debemos luchar contra el pecado que todavía existe en cada uno de nosotros, pero tenemos que confesar que no tenemos el poder para destruirlo.  Solo hay uno que puede destruir el pecado y el mal.  Y Él ya lo ha hecho, para nosotros, en su propio cuerpo, en la cruz.    

     Esto es el mensaje que pertenece solamente a la Iglesia de Jesucristo.  Él es el hombre poderoso quien ha entrado en la casa de Satanás para atarle, y le ha quitado todo su poder.  Esto es la razón que Jesús no dijo nada en su propia defensa en el corte de Pilato: la cruz fue su objetivo.  Solo Jesús, el Hijo de Dios, tenía el poder de recibir todo el mal del mundo.  Solo Cristo tenía el poder de llevar todo el pecado del mundo a su cruz.  Y ya su objetivo está logrado.  Nuestra deuda está pagado, completamente.  La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado.  El reino de Dios es algo completamente diferente, un reino ganado por muerte, un rey que ofreció a sí mismo como sacrificio, para salvar a sus enemigos.  Todos que oigan y crean las buenas noticias del perdón en su sangre reciban este perdón, y con perdón, también la justificación, el juicio de ser inocente, y la promesa de vida eterna.    

     El reino de Dios, el gobierno de su mano derecha, es solamente por la gracia.  La única arma que tiene la Iglesia es la Palabra de Dios, la Ley que nos revela nuestros pecados y nuestra necesidad de un Salvador, y el Evangelio, que nos da Cristo Jesús por fe.  La tarea de la Iglesia, y la primera preocupación de cada cristiano, es que este mensaje sea declarada, para mantener nuestra fe, y para que el Espíritu Santo puede usar la proclamación de Cristo para convertir y salvar aún más pecadores. 

     Entonces, como ciudadanos del reino de Dios, bautizados y creyentes, cada uno de nosotros tiene un papel, de acuerdo con nuestras vocaciones, en esta tarea de la Iglesia. Cada uno de nosotros necesita recibir los dones de Cristo, y por eso congregamos en torno a la Palabra y los Sacramentos, los medios de gracia por cuales Dios nos entrega el evangelio.  Cada uno de nosotros tiene una parte de la responsabilidad de mantener el trabajo de la iglesia, con nuestras oraciones, ofrendas, tiempo, y capacidades. Cada uno de nosotros también tiene oportunidades, para amar, y confesar la fe, a las personas con quien Dios nos da la oportunidad.    

     En el mundo de hoy, es más importante que nunca que la Iglesia rellena su papel para amar a nuestros prójimos, como individuos, y colectivamente.  Es siempre importante, porque es la voluntad de Dios.  Pero también es especialmente importante hoy, porque en este mundo de guerra y violencia y desconfianza entre pueblos y naciones, nadie quiere oír en mensaje de la Iglesia.  Especialmente hoy, es por actos de amor que ganaremos oportunidades de confesar la esperanza que tenemos en Cristo.  Y solamente en Cristo hay una solución al malvado, muerte, y violencia. 

     Rogamos, entonces, que Dios nuestro Padre, por causa de su amado Hijo, nuestro Señor, nos dé paz, en el mundo, sí, pero aún más en nuestros corazones, la paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento, y que nos da ánimo para amar y confesar, a nuestros vecinos, y aún a nuestros enemigos.  Al fin, solo esta voz, la voz de la Iglesia, la voz de gracia, tiene el poder de perdón y salvación.  Que Dios nos dé esta voz, por Jesucristo, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos, Amén   

Abajo está el mensaje que motivó mi respuesta.  Espero que mis palabras nos ayuda comprender correctamente el mensaje abajo, y aún más nos ayuda entender nuestra vida cristiana en todos los días.


EL SILENCIO

(El autor de este mensaje es el Dr. Emanuel Tanay, nacido en 1928, judío sobreviviente del Holocausto, y conocido y muy respetado psiquiatra forense radicado en los EUA).

Un hombre, cuya familia pertenecía a la aristocracia alemana antes de la Segunda Guerra Mundial, fue propietario de una serie de grandes industrias y haciendas. Cuando se le preguntó ¿cuántos de los alemanes eran realmente nazis?, la respuesta que dio puede guiar nuestra actitud hacia el fanatismo.
"Muy pocas personas eran nazis en verdad" dijo, "pero muchos disfrutaban de la devolución del orgullo alemán, y muchos más estaban demasiado ocupados para preocuparse. Yo era uno de los que sólo pensaba que los nazis eran un montón de tontos.
Así, la mayoría simplemente se sentó a dejar que todo sucediera. Luego, antes de que nos diéramos cuenta, los nazis eran dueños de nosotros, se había perdido el control y el fin del mundo había llegado. Mi familia perdió todo. Terminé en un campo de concentración y los Aliados destruyeron mis fábricas...

Se nos dice que la gran mayoría de los musulmanes sólo quieren vivir en paz. El hecho es que los fanáticos dominan el Islam, tanto en este momento como en la historia. Son los fanáticos los que marchan. Se trata de los fanáticos los que producen guerras. Se trata de los fanáticos los que sistemáticamente masacran cristianos o grupos tribales en África y se van adueñando gradualmente de todo el continente en una ola islámica. Estos fanáticos son los que ponen bombas, decapitan, asesinan. Son los fanáticos los que toman mezquita tras mezquita.

Se trata de los fanáticos los que celosamente difunden la lapidación y la horca de las víctimas de violación y los homosexuales. Se trata de los fanáticos los que enseñan a sus jóvenes a matar y a convertirse en terroristas suicidas. El hecho cuantificable y duro es que la mayoría pacífica, la "mayoría silenciosa" es intimidada e imperceptible.

La Rusia comunista estaba compuesta de los rusos, que sólo querían vivir en paz. Sin embargo, los comunistas rusos fueron responsables por el asesinato de cerca de 50 millones de personas. La mayoría pacífica era irrelevante

La enorme población de China era también pacífica, pero los comunistas chinos lograron matar la asombrosa cifra de 70 millones de personas.

El individuo japonés medio antes de la Segunda Guerra Mundial no era un belicista sádico. Sin embargo, Japón asesinó y masacró, en su camino hacia el sur de Asia Oriental, en una orgía de muerte que incluyó el asesinato sistemático, a 12 millones de civiles chinos, la mayoría muertos por espada, pala y bayoneta.

Y, ¿quién puede olvidar Ruanda, que se derrumbó en una carnicería?... ¿Podría no ser dicho que la mayoría de los ruandeses eran amantes de la paz?

Las lecciones de la historia son con frecuencia increíblemente simples y contundentes. Sin embargo, a pesar de todos nuestros poderes de la razón, muchas veces perdemos el más básico y sencillo de los puntos:
Los musulmanes amantes de la paz se han hecho irrelevantes por su silencio. Los musulmanes amantes de la paz se convertirán en nuestro enemigo si no se pronuncian, porque al igual que mi amigo de Alemania, se despertarán un día y encontrarán que los fanáticos los poseen, y el fin de su mundo habrá comenzado. Los alemanes, amantes de la paz, japoneses, chinos, rusos, ruandeses, serbios, afganos, iraquíes, palestinos, somalíes, nigerianos, argelinos, y muchos otros han muerto a causa de que la mayoría pacífica no se pronunció hasta que fue demasiado tarde.
En cuanto a nosotros, que somos espectadores ante los eventos en desarrollo, debemos prestar atención al único grupo que cuenta: los fanáticos que amenazan nuestra forma de vida.
Por último, cualquiera que duda de que la cuestión sea grave y elimina este mensaje sin reenviarlo, está contribuyendo a la pasividad que permite a los problemas expandirse. 
Esperemos que miles de personas, en todo el mundo, lean y piensen sobre él, antes de que sea demasiado tarde.

Profesora Claude Benoit
    Facultad de Filología
    Departamento de Filología francesa    
    Blasco Ibáñez 32
    46010 - Valencia - España

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